Castilla nos une

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MAS DE CIEN PERSONAS EN LA CONFERENCIA ORGANIZADA POR TIERRA COMUNERA EN TOLEDO, EN TORNO A LOS COMUNEROS. (Febrero`2005). . (06/05/2005)

Con la presencia de más de cien personas y varios medios de comunicación, se celebró anoche la Conferencia «Los grandes olvidados: en torno a los Comuneros Toledanos», en el Palacio de Benacazón de Toledo, dentro de los actos de XVII Homenaje a los Comuneros que se celebra en Toledo entre el 1 y el 6 de Febrero de 2.005.

Tras la bienvenida a los asistentes y la presentación de los actos de este XVII Homenaje a los Comuneros por parte de Pedro Manuel Soriano, Secretario Nacional de Programas y miembro de la Agrupación Provincial de TC en Toledo, tomó la palabra Carmen Vaquero, que centró su conferencia en los hechos acaecidos en torno al día de San Ildefonso (23 de Enero) de 1.521 en Toledo.

Previamente a iniciar el relato de estos hechos, Carmen Vaquero quiso unirse a la reivindicación hecha por Pedro Manuel Soriano, pidiendo al Ayuntamiento de Toledo la instalación de una estatua a D. Juan de Padilla y a Doña María Pacheco en la Plaza de Padilla, queriendo homenajear con ella a todos los Comuneros Toledanos, a quienes Carmen llamó «auténticos héroes de Castilla».

El personaje elegido para centrar los hechos de esta conferencia fue el Obispo D. Pedro del Campo. Tras la predicación la festividad de S. Ildefonso (patrono de Toledo) en la Catedral por parte del fraile Santamaría, con una encendida defensa de la Comunidad, algunos canónigos, el arcediano y algunos obispos son obligados a abandonar la ciudad. Esta élite eclesiástica había sido ferviente defensora de la causa comunera, pero tras la pérdida de Tordesillas ven peligrar el éxito de la Revolución y deciden abandonar la causa del común, renegando de sus anteriores opiniones. Estos altos cargos de la iglesia toledana se refugian en la villa de Yepes tras su salida de Toledo, donde tiene noticia de la muerte del Arzobispo Guillermo de Croy, titular de la archidiócesis de Toledo. Con este motivo, D. Pedro del Campo, Obispo de Utica, regresa a Toledo para celebrar los funerales del Arzobispo de Croy, donde realiza una encendida del rey D. Carlos y un furibundo ataque a las posturas comuneras. Este hecho marca definitivamente la traición de D. Pedro del Campo a sus primitivos ideales comuneros. Tras estos hecho, es apresado y queda recluido dentro de las murallas de Toledo.

Al finalizar la guerra y proclamarse el perdón real, D. Pedro del Campo no sufrió represalia alguna por sus posicionamientos originales, quedando libre y sin ningún tipo de cargos.

Fiel reflejo de las posiciones de la nobleza y el alto clero, que primero apoyaron a la Comunidad para más tarde traicionarla al ver que el pueblo llano tomaba el control, D. Pedro del Campo, Obispo de Utica y Primer Rector de la Universidad Complutense, murió en Toledo el año 1.551.

A continuación tomó la palabra Alejandro Torres, quien tras reivindicar así mismo la instalación de una estatua en Toledo a D. Juan de Padilla y Doña María Pacheco, recordó que varias veces en la historia de esta ciudad se ha intentado la instalación de esta estatua, llegando a realizarse una colecta entre los vecinos de Toledo, de cuya recaudación nunca más se supo, a finales del S. XIX.

Tras esta breve introducción, centró su relato en los hechos acontecidos en Toledo desde la llegada a la ciudad del Obispo Acuña, el Viernes Santo de 1.521, con la pretensión de hacerse con la Mitra Arzobispal, hasta los hechos de la víspera de San Blas de 1.522, cuando los Comuneros Toledanos pierden definitivamente el control de la ciudad y Doña María debe abandonar su casa por un pasadizo, saliendo de Toledo en dirección a Escalona.

Tras tener noticias de la derrota de Villalar, al comprobar que los nobles quieren la rendición de la ciudad y saber que la Villa de Madrid ha caído en manos de los realistas el 15 de Mayo, Doña María se instala en el Alcázar el 25 de Mayo de 1.521. Tras la salida del Obispo Acuña de la ciudad de Toledo en completa soledad, Doña María se hace con el control y al mando de la situación en la ciudad del Tajo.

Ante la presión de los nobles y con el apoyo del común, Doña María negocia la paz con su tío, el Marqués de Villena. Pero las negociaciones no llegan a buen puerto y el Marqués de Villena finaliza los contactos con su sobrina.

El día de Santa Ana, 26 de Julio, de 1.522, los realistas apresan a dos capitanes comuneros y los llevan a la Plaza de Zocodover, con la intención de ahorcarlos como escarmiento público. Pero los Comuneros, que siguen siendo fuertes en el Alcázar, con Moyano a la cabeza, consiguen liberar a los prisioneros y asaltan y queman varias casas de nobles que han traicionado a la Comunidad situándose en el bando “pacifista”.

Doña María sabe que la situación en la ciudad es crítica, pues no hay víveres ni dinero. Cercados por las tropas del Prior de San Juan y tras al derrota sufrida por un grupo de Comuneros que salen de la ciudad en busca de alimentos, el 17 de Octubre de 1.521, Doña María Pacheco negocia con el Obispo de Bari y alcanzan un acuerdo de paz, abandonando Doña María el Alcázar y volviendo a las casas de la familia Padilla.

Pero los Gobernadores, que ya han resuelto los problemas surgidos en Navarra con la invasión francesa, quieren al derrota total de los Comuneros Toledanos, y nombran corregidor de la ciudad al Doctor Zumel, antiguo comunero ahora firme defensor de las tesis realistas, que lleva a cabo una auténtica campaña de terror en la ciudad.

Tras varias provocaciones y enfrentamientos, la víspera de San Blas de 1.522 los realistas asaltan la casa de los Padilla, y tras varias horas de enfrentamientos, Doña María, viendo perdida la situación, abandona la ciudad disfrazada de labriega. Fuera de la muralla la esperan sus sirvientes y una pequeña escolta y, con ellos, se dirige a Escalona a casa de su tío, el Marqués de Villena. Rechazada por este, se dirige a casa de otros de sus tíos, en la Puebla de Montalbán. Desde allí, y en absoluto sigilo, se dirige a Oporto. Cuentan las crónicas que fue tan sigilosa su salida de Toledo, que cuando las tropas realistas se dieron cuenta de su huída, Doña María ya se hallaba en tierras portuguesas.

Tras pasar por las ciudades de Oporto y Braga, retorna a Oporto, donde fallece en Marzo del año 1.531, sin volver a pisar jamás el suelo de su amada ciudad de Toledo.

Con este relato, y en medio de un emocionado aplauso del público asistente, se dio por finalizada esta primera conferencia del XVII Homenaje a los Comuneros, no sin antes recordar a los asistentes a este acto la conferencia que con el título “El Trasvase Tajo-Segura, expolio de un río 25 años después” tendrá lugar el jueves 3 de Febrero de 2.005 en el mismo Palacio de Benacazón y los distintos actos que tendrán lugar el domingo 6 de Febrero en las Plazas de Zocodover y de Padilla de Toledo.

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