Castilla nos une

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TIERRA COMUNERA (TC) CELEBRARÁ EL PRÓXIMO DOMINGO 20 DE AGOSTO SU XI HOMENAJE A “EL EMPECINADO” EN ROA (BURGOS). (Agosto’2006). .. (11/08/2006)

La Agrupación Provincial en Burgos de TIERRA COMUNERA (TC), realiza el domingo 20 de Agosto, en ROA, su XI Homenaje a “El Empecinado”, con motivo de rescatar la memoria de este luchador por la libertad, la democracia y el castellanismo, en la Castilla de principios del siglo XIX. Al mismo tiempo, esta formación comunera criticará la dramática situación que se vive en el medio rural castellano, y reclamará medidas y alternativas propias, de progreso y transformación, para la sociedad castellana.

El Acto de Homenaje a “El Empecinado”, comenzará a las 13:00 con un pasacalles festivo por las calles de la localidad raudense a cargo de dulzaineros de la Ribera del Duero; en torno a las 13:30 horas intervendrán Luis Marcos y José Ignacio Delgado, secretario general y provincial respectivamente de TIERRA COMUNERA (TC) quienes glosarán la figura de “El Empecinado”, describirán la vigencia y actualidad de su compromiso y de su ideario, analizarán la situación política actual, y describirán las propuestas de los castellanistas para esta tierra; el acto finalizará con una ofrenda floral y el Canto de Esperanza.

Posteriormente, los asistentes compartirán una Comida de Hermandad. Con este Acto de Homenaje, que conmemora el 181 aniversario de la ejecución pública de Juan Martín Díez “El Empecinado”, que tuvo lugar el 19 de Agosto de 1825, en la burgalesa localidad de Roa, TIERRA COMUNERA (TC) pretende rescatar la memoria de este importantísimo personaje de la historia contemporánea de Castilla, destacado especialmente por:

  • Su papel en la Guerra de la Independencia, como guerrillero, que luchó contra la ocupación francesa en las mesetas castellanas, siendo Capitán General de Castilla, y venciendo a las tropas invasoras en numerosas ocasiones.
  • Sus convicciones liberales y democráticas, su defensa de la Constitución de 1812, y su lucha contra los valores del Antiguo Régimen y el absolutismo borbónico de Fernando VII.
  • Su trabajo por la construcción de un castellanismo propio para esta tierra, base del posterior federalismo castellano de la segunda mitad del siglo XIX, participando activamente en las sociedades “Los Hijos de Padilla” y “Los Comuneros”.
  • Su fe en los ideales del movimiento comunero para rescatar la identidad progresista del pueblo castellano, celebrando la primera concentración el 23 de Abril de 1821 en Villalar, y recuperando los restos de los capitanes comuneros, así como realizando homenajes a estos héroes castellanos en varias capitales de Castilla.

    Los castellanistas, desde hace diez años, realizan este acto de forma ininterrumpida, asocian el Homenaje a “El Empecinado”, con la reivindicación de una mayor defensa de la identidad de Castilla, así como la profundización de su autogobierno, y la mejora de las condiciones de vida de sus ciudadanos.

    En esta edición del 2006, TIERRA COMUNERA (TC) centrará su mensaje en analizar el moemto político que vive Castilla, ante la reforma del Estado de las Autonomías en que estamos, así como en analizar el negativo impacto sobre el medio rural castellano de la reforma de la PAC sobre los sectores agropecuarios y rurales castellanos, reivindicando una mayor dignidad para el medio rural de Castilla, amenazado por la despoblación, el envejecimiento, y las políticas anticastellanas de Bruselas y del Gobierno Central. Los castellanistas, además, establecerán el hilo conductor de las ideas y de las luchas de “El Empecinado”, con la actual necesidad que tiene Castilla de generar propuestas alternativas, que pasan por la consolidación de un proyecto progresista y transformador para el conjunto de la sociedad castellana, basado en el autogobierno político, la identidad castellana, la unidad de Castilla, la protección de su patrimonio natural y medioambiental, y el desarrollo socioeconómico endógeno y sostenible.

    SEMBLANZA BIOGRÁFICA DE JUAN MARTÍN DÍEZ “EL EMPECINADO”

    Juan Martín Diez, más conocido como El Empecinado, nació el 5 de septiembre de 1775 en Castrillo de Duero (Valladolid). En contra de lo que piensan algunos, toma su mote debido a una mezcla de barro y cieno que existe en alguna comarca de los alrededores y que en la zona se conoce como «pecina», y no por su supuesta cabezonería.

    Tras la ejecución de Luis XVI de Francia, España declaró la guerra a este país, en la que intervino Juan Martín cuando contaba 18 años de edad. En la campaña del Rosellón germinó en su corazón el odio hacia los franceses, y los dos años que duró la contienda (1793-95) fueron para él una espléndida escuela de aprendizaje en las artes de la guerra.

    Terminada la campaña en 1796 regresó a su pueblo. En seguida casó con Catalina de la Fuente y fue a vivir en el pueblo de ésta, Fuentecén, situado entre Castrillo de Duero y Aranda de Duero. Entre tanto se había producido la invasión de la península ibérica por parte de los ejércitos de Napoleón. Es posible que la violación de una muchacha de su pueblo por un soldado francés al que Juan Martín dio muerte en feroz lucha sobre el río Duero, fuera el detonante de la fulgurante carrera del que habría de llegar a ser el más formidable y temido enemigo que Francia tuvo en los campos de Castilla.

    A partir de este suceso, determinado a combatir contra los invasores, comenzó sus acciones bélicas con un grupo de muchachos de su pueblo y de los contornos, incluidos sus tres hermanos. Intervinieron en el combate sostenido en el puente de Cabezón de Pisuerga y posteriormente en la batalla de Medina de Rioseco, donde los franceses obtuvieron débiles victorias.

    Guerrero nato aunque sin la preparación adecuada como tal en las enseñanzas tácticas y estratégicas, aquellos enfrentamientos en campo abierto en las llanuras castellanas con una tremenda inferioridad de condiciones tanto humanas como de medios le llevaron a la conclusión de que no era el enfrentamiento tradicional de ejércitos el modo más idóneo de luchar para vencer. Entonces concibió la idea, genial, de combatir en forma de guerrillas, táctica que ha sido seguida después por todos los ejércitos del mundo en algunas circunstancias de una guerra general.

    Comenzó sus hazañas en Aranda de Duero, Sepúlveda, Pedraza… en la cuenca del Duero durante los primeros meses de 1809 y en la primavera del mismo año en las sierras abulenses y salmantinas. Posteriormente su marco de acción se desarrolló fundamentalmente en las provincias de Cuenca y Guadalajara.

    Su modus operandi consistió al principio en el de la interceptación de correos y mensajes, algunos de enorme importancia político-militar que suponían graves repercusiones para las tropas napoleónicas, cuyos portadores iban protegidos a veces por uno o dos regimientos de caballería a los que el Empecinado sorprendía, copaba y destruía; de igual modo, el ataque y apresamiento de convoyes de víveres, armas, ropas y dinero.

    Fue tan grave el daño que a los franceses hacían las operaciones guerrilleras del Empecinado, que el más alto mando francés destinó nada menos que al general Joseph Leopold Hugo para que se ocupara exclusivamente de la persecución y aniquilamiento de Juan Martín Diez y sus fuerzas. Pero en vista de la movilidad del Empecinado y de su asombrosa capacidad de maniobra, que la hacía imposible cumplir sus objetivos, el general Hugo detuvo a la madre del guerrillero así como algunos de sus familiares para, con este medio coercitivo, lograr que depusiera las armas y se entregara.

    La reacción de Juan Martín fue fulminante al realizar varias acciones que produjeron estragos en las tropas y convoyes franceses haciendo saber al mismo tiempo al general Hugo que si inmediatamente no era liberada su madre, ordenaría el fusilamiento de más de cien soldados franceses que mantenía prisioneros y, además, ejecutaría ipsofacto a todos cuantos en lo sucesivo cayeran en sus manos. La consecuencia de esto fue la inmediata libertad de la madre y familiares del Empecinado.

    En 1808 fue apresado y encarcelado en El Burgo de Osma, de cuya prisión se fugó poco después. Al año siguiente el mando militar español reconoció la fama y valía del guerrillero, y la Junta Central le nombró capitán de caballería. A partir de entonces sus actividades se concentraron en las provincias de Cuenca y Guadalajara, siendo nombrado Brigadier de Caballería. En 1811 mandó el regimiento de Húsares de Guadalajara y en ese mismo año fue nombrado general.

    Dadas sus ideas liberales, al regreso de Fernando VII, que anuló la Constitución y restauró el absolutismo real, fue desterrado a Valladolid, pero Riego triunfa y obliga al rey a jurar la Constitución de Cádiz. Pocos años más tarde, cuando el mismo rey quiso ganarse a Juan Martín para su causa por medio de un emisario, éste le contestará: «Diga usted al Rey que si no quiere la Constitución que no la hubiera jurado; que el Empecinado la juró y jamás cometerá la infamia de faltar a sus juramentos».

    El Empecinado volvió a tomar las armas, esta vez contra las fuerzas realistas, siendo nombrado durante el trienio liberal, gobernador de Zamora y, accidentalmente, Capitán General. Durante esta época, con la extensión del liberalismo político y del pensamiento romántico los sectores liberales más radicales reivindican plenamente el movimiento comunero, del cual se consideran herederos directos en su lucha por la libertad y contra el absolutismo de Fernando VII. Introducen el color morado como distintivo y se organizan en sociedades secretas como «Los Hijos de Padilla», «Los Comuneros, o «Los Numantinos» . Esta última es una escisión radical de la primera y partidaria de la lucha armada contra Fernando VII, en Los Numantinos, militó Espronceda.

    El Empecinado, miembro de «Los Comuneros», consciente del enorme valor mítico de los comuneros para los sectores liberales de una sociedad penetrada de las utopías románticas, no dudó en reivindicarlos de forma clara; organizó una expedición a Villalar en busca de los restos de los tres capitanes ejecutados en esa villa en 1521, encontrando restos humanos que atribuyó a, Padilla, Bravo y Maldonado, y que fueron trasladados con grandes ceremonias a la Catedral de Zamora, donde fueron enterrados. Estos hechos tuvieron su punto central en un acto de homenaje a los comuneros en la plaza de Villalar el 23 de Abril de 1821, en lo que puede ser considerado como primer antecedente contemporáneo de las celebraciones de Villalar que, hoy conocemos.

    Al llegar los cien mil Hijos de San Luis acaba este episodio liberal en Castilla, tras la pobre, resistencia que pudieron ofrecer «Numantinos» y «Comuneros» en los asedios de Valladolid, León y Madrid al desmoronarse el ejército liberal. Derrotado el régimen liberal en 1823, Juan Martín marchó a Portugal, de donde regresó tras una solicitud que le fue aceptada. Sin embargo al llegar a Roa camino de su pueblo fue detenido por un antiguo y rencoroso enemigo personal, el corregidor Domingo Fuentenebro, quien por espacio de dos años le hizo exhibir en jaula de barrotes de hierro en los días de mercado ante las insolencias de la gente, siendo finalmente condenado a morir en la horca.

    Camino del lugar de la ejecución El Empecinado, enfurecido, rompió en una portentosa demostración de fuerza muscular las cadenas que le ataban codo con codo, y acometió a la desesperada a sus guardianes, los que le cosieron a bayonetazos. Muerto fue, sin embargo, llevado al cadalso y ahorcado, hecho sucedido en Roa el 19 de agosto de 1825.

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