El próximo domingo 4 de Marzo, algunos centenares de castellanistas se reunirán en Barcelona, frente al Palacio de la Generalidad, para hacer entrega al presidente Montilla de casi 22.000 firmas de ciudadanos que reivindican la devolución del patrimonio artístico castellano expoliado. Durante casi doscientos años, miles de obras de arte salieron irregularmente de nuestra tierra, como codiciado objeto de deseo por parte de coleccionistas, mercaderes y demás piratas del mundo del arte, proceso que vivió su máxima intensidad durante los años cincuenta, sesenta y setenta del siglo XX, coincidiendo con el ocaso de la mayor parte de nuestros pequeños pueblos. Así, tallas, retablos, capiteles, pinturas, fósiles, piezas arqueológicas, relieves, escudos, y hasta edificios enteros procedentes de Castilla llenaron el mercado de arte mundial, era fácil disponer de piezas de gran valor y era fácil encontrar manos cómplices que por un puñado de billetes, estaban dispuestas a cooperar en el expolio.
Cataluña, tan envidiable en la defensa de sus intereses y de su patrimonio alberga en numerosos museos y colecciones, como el Museo de Vic, el Museo Marès, el Museo Nacional de Arte de Cataluña, el Museo Arqueológico de Barcelona, el Museo de Ciencias Naturales de Cataluña, el Museo Nacional de Historia de Cataluña o el Instituto de Musicología de Barcelona, más de seiscientas obras culturales procedentes de Castilla. Elementos culturales que han salido irregularmente de nuestra tierra, y que el gobierno catalán intenta mantener indefinidamente en su territorio, elementos tan simbólicos para nuestra historia y nuestra identidad, como las pinturas románicas del Monasterio de San Pedro de Arlanza. No solo en Cataluña, sino repartidas por todo el mundo encontramos obras claves de nuestro patrimonio, como el Monasterio de Sacramenta en Estados Unidos, las Glosas Silenses en el Museo Británico de Londres o magníficas tallas religiosas en el Louvre o los museos berlineses.
Para los castellanistas, la reivindicación del Patrimonio Cultural y Artístico expoliado a los pueblos de Castilla a lo largo del siglo XX, constituye un ejercicio básico para la Recuperación de la Memoria y de la Identidad de las pequeñas colectividades rurales castellanas, amenazadas por la despoblación y el envejecimiento, y un elemento esencial para la profundización de su identidad colectiva y de su autoidentificación como comunidades.
El expolio artístico que ha padecido Castilla, es compartido por otros pueblos que desarrollaron brillantes civilizaciones y que posteriormente experimentaron evidentes regresiones, como Egipto, Grecia o Mesopotamia. Desde hace casi cuarenta años se está desarrollando un poderoso movimiento que reivindica la devolución de las obras de arte expoliadas, algo que comenzó Melina Mercuri con la reclamación de los frisos del Partenón, hoy expuestos en el Museo Británico de Londres. Hoy parece obvio que la contextualización de las obras de arte, su puesta en valor, su carácter didáctico, y la correcta interpretación artística, social e histórica de su significado, pasan por su exhibición en los lugares y comunidades donde fueron creadas.
Las Comunidades Autónomas de Valencia y de Cataluña han reclamado con éxito la Devolución de determinados bienes culturales originarios de su territorio. Recientemente, el nuevo Estatuto de Autonomía de Aragón establece en su articulado, por unanimidad de su grupos políticos, el compromiso de esta Comunidad para la recuperación de las obras de arte aragonesas que se encuentran fuera de su territorio. El celo de estos gobiernos autonómicos en la defensa de su patrimonio, contrasta con la pasividad de la Junta de Castilla y León a la hora de encabezar las reivindicaciones castellanas para obtener la devolución de nuestro patrimonio cultural expoliado.
Siendo Castilla y León la comunidad que alberga más del 50% del conjunto patrimonial de toda España, habiendo sido este territorio el más dramáticamente afectado por las acciones expoliadoras, y reclamando nuestra Comunidad que el patrimonio cultural es una de nuestras señas de identidad más significativas, sorprende que el gobierno de Juan Vicente Herrera, mire hacia otro lado cuando casi 22.000 ciudadanos le exigen medidas para la vuelta a casa de nuestro arte robado. No sé si el ejecutivo popular de Castilla y León, que en esto está fielmente apoyado por la oposición socialista de Villalba, se siente aún solidario con los cómplices, civiles o religiosos, que desde esta tierra facilitaron el expolio durante el franquismo; no sé si el señor Herrera teme que poner en primer plano de la actualidad informativa al patrimonio de nuestra comunidad, evidencie públicamente la vergonzosa gestión autonómica de nuestro ingente legado artístico y monumental, que cuando no se deja caer es pasto de la voracidad de ladrones y expoliadores.
Luis Marcos,
Secretario General de TIERRA COMUNERA (TC).