«No encaja para nada con lo que se vendía allá por abril desde la Administración de la Comunidad, en donde se hablaba de interés preferente para la trucha». Leyendo el proyecto de Ley, pensábamos que en realidad se iba a apostar de forma decidida por la pesca sin muerte, y por potenciar éste importante recurso turístico en nuestra tierra, nada más lejos de la realidad.
Para que quede claro, pasarían a ser cotos con muerte auténticas joyas de las líneas genéticas de los mejores ríos de la Comunidad así como otros con poblaciones muy estabilizadas fruto de la pesca sin muerte durante décadas, y que constituyen por sus buenas poblaciones piscícolas, recursos turísticos de primer orden en muchas zonas rurales.
• Ávila: Aravalle, Navalonguilla, Los llanos, Barbellido, Zapardiel.
• Burgos: Vallejo, Lezana, Saturde, Pedruzo, Neila, Quintanar de la Sierra, San Millán de Juarros.
• En León: Duerna, Priaranza.
• Palencia: Arauz, Pineda, Pino del Rio, Saldaña, Quintanaluengos.
• Salamanca: Galisancho, Chorron.
• Soria: Ucero, Sotos.
Desde el PARTIDO CASTELLANO (PCAS), «no pretendemos demonizar la pescar con muerte, pero hay tramos de ríos en los que no es posible permitir esta modalidad. De sobra conocemos de los grandes problemas de los ríos (embalses, temperatura del agua, contaminación, etc) de difícil solución, todo hay que decirlo, pero si algo está en nuestra mano es respetar las zonas dónde perviven poblaciones autóctonas, con un valor genético importantísimo, algo que para la Administración debería ser una obligación.»
Por otra parte los castellanistas, denuncian que las piscifactorías públicas de recuperación de trucha autóctona de Burgos, Palencia y Soria llevan más de un año cerradas, a pesar de que las licencias de pesca y los permisos de cotos, incrementaron la pasada temporada su precio en más de un 50%.
«Se percibe cierto afán recaudatorio, una privatización encubierta de la pesca mediante una subida excesiva de tasas, un coto tradicional cuesta 20 euros por jornada de pesca, mientras se han cerrado las piscifactorías públicas, que trabajaban en la recuperación de líneas genéticas de la trucha común, y que servían para efectuar repoblaciones.»
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