No nos engañemos. Ha cambiado todo para que no cambie nada. Seguimos estando exactamente en el mismo sitio que estábamos, pero con situaciones tan rocambolescas como la de tener que escuchar cómo Podemos apoya a un ex-falangista como Miguel Angel Revilla, que ahora debe ser el paradigma de la regeneración democrática para los nuevos partidos de izquierda. ¡Cosas veredes!
Tampoco es necesario irse hasta el extremo norte de Castilla para ver situaciones surrealistas de este tipo. En Castilla-La Mancha hemos visto cómo la nueva izquierda (o centro-izquierda o socialdemocracia, no tengo muy claro qué son o cómo se definen ahora, dado que su deriva ideológica es continua, aunque no han abandonado el grupo Izquierda Unitaria Europea / Izquierda Verde Nórdica en el Parlamento Europeo, será que siguen siendo un partido netamente de izquierdas, o que no o que vaya usted a saber) representada por Podemos ha llegado sin ningún problema a un acuerdo para dar el gobierno autonómico al PSOE de García-Page. No hay que olvidar que Emiliano García-Page no es precisamente un renovador de la política ni un recién llegado. Ni siquiera es un ciudadano con amplia experiencia en la vida laboral que en un momento de su vida decidió dar el paso a la política para después volver a su vida laboral anterior. No. García-Page entró en política con 18 años y nunca ha tenido un puesto de trabajo fuera de este mundo. Ha sido concejal, diputado autonómico, Consejero autonómico, alcalde, senador y ahora Presidente de la Junta de Comunidades. Todo un recorrido por cargos políticos en los que lleva ya desde 1987, la friolera de 28 años sin «bajarse del coche oficial». Esta es la renovación por la que ha apostado Podemos, que para demostrar su compromiso con las nuevas formas de hacer política de la que siempre habla, ha decidido no entrar en las labores de gobierno (y demostrar ahí, en el gobierno, donde realmente se toman las decisiones que afectan al día a día de las personas, cuáles son sus recetas mágicas para cambiar la sociedad), pero no ha tenido ningún problema en aceptar el puesto de Vicepresidente Primero de las Cortes (con sueldo de unos 66.000 € anuales, no está nada mal para alguien que habla mal continuamente de los que él denomina «la casta»….).
Tampoco «por el lado de Ciudadanos» las cosas han sido mucho más benévolas y reformistas. Si en Madrid han pactado sin rubor entregar de nuevo la Presidencia de la Comunidad al PP, con la simple promesa de que el PP va implantar primarias para la elección de sus candidatos (curioso, el mismo Ciudadanos rectificó en Toledo a los candidatos elegidos en asamblea para el Ayuntamiento de Toledo y los cambió por otros diferentes) o que van a ser buenos y a dejar la corrupción atrás. En la Diputación de Toledo, sin embargo, no han tenido problema para incumplir su propio código de permitir el gobierno de la lista más votada (el PP en este caso), y han pactado con PSOE e IU-Ganemos para dar la Presidencia al primero de estos. Quizá sea porque el flamante Diputado provincial de Ciudadanos anteriormente ha sido candidato de PSOE y de IU en Illescas, antes de fundar UCIT, luego UCIN y terminar en Ciudadanos. Regeneración democrática.
Esto es lo que los «nuevos partidos» nos han traído a Castilla: viejos falangistas en Cantabria, los mismos gobiernos de PP en Madrid, CyL y La Rioja (en esta última se ha cambiado al anterior Presidente por el eterno mano derecha) y de nuevo el mismo PSOE que ya estuvo treinta años gobernando en CLM.
Cambiar todo para que nada cambie. Literalmente.