Continúan las reflexiones sobre las diputaciones de Sebastián de la Serna de Pedro.- Portavoz del Partido de Castilla y León (PCAL) en el Ayuntamiento de Aranda de Duero (Burgos).
Una forma de atajar la crisis es reduciendo gastos inútiles y los que suponen las diputaciones son importantes, innecesarios, abusivos e irracionales.
Algunos de los de los presidentes de diputaciones de Castilla y León, se han sentido aludidos ante las diversas manifestaciones sobre el sinsentido de la existencia de las mismas y han hecho comentarios, pero tales son simples observaciones; faltan argumentos y explicaciones convincentes de los porqués son necesarias y útiles, cuando sabemos que hasta en privado los mismos diputados entienden las críticas.
Nadie habla de los sueldos que cobran, ni del porque es necesario tanto gasto corriente para funcionar: pagos de personal: asesores, servicios jurídicos, secretarios, vigilantes, seguridad, dietas, kilometrajes injustificables, complementos, gastos diversos, etc.
El PCAL sigue pensando que la gestión es un derroche y que solo interesa a los 25, que por cierto no están elegidos directamente por los ciudadanos, ya que son “colocados” por sus partidos y son personas que no representan a los pueblos, ya que son de Burgos, Miranda o Aranda en su gran mayoría, cuando se supone que la Diputación está para atender a los pueblos menores de 20.000 habitantes, y se subvenciona a entidades o asociaciones de esas localidades en mucha mayor cantidad que a los pueblos.
En Burgos tenemos 24 diputados y el Presidente; 15 del PP, 9 del PSOE y 1 del grupo mixto. Si analizamos uno por uno ¿cuántos residen, “viven”, trabajan en y de los pueblos? La inmensa mayoría han vivido y “viven” de la política y para la política, y los pueblos les vienen a trasmano, muy alejados de su realidad diaria. Un contrasentido. ¿Cuánto nos cuesta mantener a estos 24 cargos? Perfectamente podrían desaparecer; los trabajadores pasar a la Junta y al ayuntamiento de Burgos.
Como sabemos que son instituciones y aunque datan de 1836 son una figura constitucional que no puede suprimirse sin un debate y un consenso, consideramos es el momento de plantearse su eliminación, por las razones expuestas: son ineficaces, caras, crean amiguismo y son un instrumento de presión de los presidentes.
Y nos podrían explicar, antes de su disolución, que sentido tiene crear Asociaciones dentro de la Diputación, que en realidad son ni más ni menos que Sociedades Anónimas, o sea, Sociedades Mercantiles. ¿Son necesarias, imprescindibles, o meros tapujos para evitar controles? ¿La Diputación necesita tener dentro de sí Sociedades Anónimas?
Seguimos pensando que uno de los grandes males de nuestras administraciones es la enorme y brutal burocracia que se exige a los administrados y no se avanza un paso a pesar de la informática y de las posibilidades que posibilita, pero claro, si se agiliza, minimiza y simplifica sobrarían bastantes empleados, muchos de los cuales son los que tienen que poner en marcha las medidas, por lo que, obviamente, seguiremos encorsetados a papeles. Una pica en Flandes sería llevar a efecto lo que indicamos.
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