Ante las recientes manifestaciones de la consejera de Empleo y Economía de Castilla-La Mancha, Carmen Casero, asegurado que «las regiones de interior estamos preparando acciones estratégicas conjuntas para convertirnos en una alternativa que, bajo el paraguas de la marca España, sirva para complementar el turismo estacional de sol y playa en nuestro país», la agrupación provincial en Cuenca del PARTIDO CASTELLANO (PCAS) quiere manifestar y proponer lo siguiente:
Apoyamos la idea de promocionar conjuntamente el turismo español de interior, agrupado y separado del costero, por presentar ambos un perfil de clientes y de negocio claramente distinto. Ahora bien, entendemos que en modo alguno debe hacerse exclusivamente bajo el paraguas de la ‘marca España’, no porque sea mala marca, sino porque ésta se asocia inevitablemente al ‘sol y playa’ tradicional en materia turística, no consiguiéndose por ello el efecto deseado en el interior, siendo incluso contraproducente para nuestros intereses, y porque contribuye a que nuestro sector turístico sea un mero complemento, como la misma consejera reconoce, del sol y playa, y no el objeto central, y porque el llamado turismo cultural, de naturaleza y/o de interior, no es ni debe ser estacional como el de costa.
A modo de experiencia ya contrastada, los castellanistas queremos recordar que en materia de comercialización de vinos ya se puso en funcionamiento para ambas submesetas, y con notable éxito y aceptación, el marchamo ‘Vinos de la Tierra de Castilla’, debido al prestigio que conserva la palabra ‘Castilla’ en el sector vitivinícola pues es sinónima de calidad. Conseguir ese mismo prestigio y esa misma diferenciación en el sector turístico y cultural debiera ser el primer objetivo económico de la consejería en materia turística.
En el PARTIDO CASTELLANO (PCAS) pensamos además que ha llegado el momento de dejar atrás la fracasada, por incompleta, parcial y reduccionista, política de promoción turística de la anterior administración socialista basada únicamente en el ‘Quijote hasta en la sopa’, y ello por la sencilla razón de que solo fue útil para una comarca, La Mancha, que no es precisamente la más turística. Esa política de promoción turística no sirvió al conjunto de la región, contribuyó a que se asocie a toda la región con la zona llana y seca, arrinconó sobre todo a las comarcas serranas y provocó irritación y malestar en el resto de comarcas castellanas que vieron una tremenda simplificación del producto turístico que incluso les fue contraproducente. Los castellanistas pensamos que se ha perdido el tiempo y el dinero y la mejor prueba de ello es que Castilla La Mancha (CLM) no se ha consolidado con un producto turístico específico reconocible distinto y de calidad en las últimas décadas, precisamente porque no se ha sabido vender conjuntamente con la ‘marca Castilla’, que sí admite una gran diversidad de interpretaciones y sensaciones internas sin perjudicar a ninguna comarca, y que ayuda a diferenciarse del resto de España de forma nítida y a posicionarse en el mercado internacional como un mercado a abordar de forma diferente. Como prueba de la alta aceptación que dicha marca tiene ya, tenemos los frecuentes reportajes que prestigiosas revistas especializadas en turismo francesas, holandesas, alemanas e inglesas, principalmente, dedican al interior español denominándolo Castilla a secas (Castille, Castilië, Kastilien, Castile) pues consideran que el valor histórico es superior a las actuales y artificiales fronteras autonómicas que ellos ni conocen ni les interesan pues rara vez tiene sentido trazar rutas turísticas con los límites administrativos internos.
Los miembros del PARTIDO CASTELLANO (PCAS) queremos además denunciar que hasta la fecha CLM no ha tenido una política de promoción turística digna de ese nombre, que las campañas del ‘Quijote y el queso manchego para todo y para todos’ diseñadas desde la Junta de Comunidades desde su creación, no eran promociones turísticas auténticas por cuanto no iban dirigidas realmente a la captación de turistas sino que más bien eran campañas políticas para consumo interno cuya misión era, bajo la apariencia de promoción comercial turística, consolidar políticamente una artificial ‘región-comarca’ que sigue sin consolidarse entre la mayoría de los ciudadanos precisamente porque se empeña en no ser una ‘región-región’ verdadera, es decir, en Castilla la Nueva, o más simplificada aún, en Castilla.
Los castellanistas conquenses apoyamos la idea de la consejera Carmen Casero de poner en marcha una normativa común en materia de alojamientos turísticos rurales que homogenice nomenclaturas y baremos con los que catalogar los establecimientos del interior castellano, pero rechazamos rotundamente que eso se materialice mediante innumerables ‘reuniones sectoriales’, ‘reuniones de trabajo’, ‘viajes de trabajo’, etc. entre los altos cargos y funcionarios de las distintas CCAA afectadas (que a nuestro juicio debieran ser, además de Castilla la Nueva (incluye Madrid), Castilla Norte las once provincias(Santander y Logroño incluidas), así como Extremadura si así lo desea). Nosotros proponemos, lisa y llanamente, fusionar a todas las CCAA que formaban el núcleo del viejo reino de Castilla en un solo ente administrativo que evite toda esa dispersión y burocracia administrativa improductiva y lesiva para el contribuyente.
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