Castilla nos une

Castilla nos une

Honor a Mariano Fuente. (Octubre 2014).

Y de esos muchos o pocos merodeadores en torno a esta serrana tenada comunera, prácticamente ninguno conocerá a Mariano Fuente, de quien quizás alguien barruntará como un oscuro personajillo del castellanismo, al que es menester glosar mediante una efímera necrológica…

Y es cierto desgraciadamente que ya son varias las ocasiones en que diferentes compañeros castellanistas, fallecidos siempre antes de tiempo, me han movido a redactar unas breves líneas, como método para compartir colectivamente unos recuerdos, y como instrumento para aliviar una pena e intentar sobrellevar un luto. Así, siguen poblando los rincones de mi memoria, y sigo echando de menos, entre otros, al desafiante César Aguado, el aguerrido comunero de Astudillo, a Pablo Merino, el entrañable practicante del Arlanza, a José Jesús Chico el alcalde de Herrán y productor artesano del clandestino chacolí castellano, a Chema, el de Melgar, siempre reivindicando nuestra autoidentificación como castellanos, o a Alejandro Céspedes, dulzainero medinés y cura de Capiscol.

Y a la tristeza de la pérdida del amigo, del compañero, del ser querido, siempre se une esa irreparable desazón por no haber podido realizar una despedida digna y en condiciones, en un último diálogo, claro, cálido, transparente, afectuoso, sincero, definitivo, evitando esa sensación de que quedaron muchas cosas por decir, muchos cariños por transmitir, irremediablemente.

Pero Mariano Fuente, todavía no transita por esas verdes praderas, de clima suave y suelo fértil, donde el agua corre generosa, y la caza es abundante. Mariano Fuente no solo está muy vivo sino que goza de una exuberante vitalidad, que parasitamos sus amigos y compañeros, y de la que espero disfrutar muchos, muchos años, pues tiene el encargo de cubrir un lejano día mi ataúd con la bandera cuartelada de Castilla y el pendón morado de los Comuneros.

Mariano Fuente es el actual presidente del PARTIDO CASTELLANO (PCAS), elegido para el cargo en octubre de 2009 en Toledo, y que el próximo sábado 25 de octubre, en el Congreso que la formación comunera realizará en Burgos, cederá esta responsabilidad, a pesar de la insistencia con la que algunos le hemos atosigado para que continuará unos años más desempeñando esta tarea. Pero una de las características personales de Mariano es su tozudez, aunque otros lo llamarán coherencia, pues, cuando toma una decisión, es muy difícil que vuelva a cambiar de opinión. Y cuando Mariano decidió que el PCAS necesitaba una renovación en su más alta instancia, no ha habido nada ni nadie que pudiera disuadirle de esa convicción, ¡y mira que lo hemos intentado!, lo cual nos apena, aunque sepamos que su compromiso y su activismo no va a verse reducido por ello en lo más mínimo.

Conozco a Mariano Fuente desde hace muchos años, un tipo que a poco que le trates, te impresiona por su rigor, poco dado a la frivolidad, alguien que piensa antes de hablar y de actuar, y por la honestidad que transmite, que te desarma y convence al tiempo, haciéndote sentir una abierta confianza. Nació en la localidad segoviana de Valtiendas, origen que seguramente le ha dejado mucho poso rural, pues a veces me recuerda a un personaje salido de las novelas de Delibes. Es profesor de enseñanza media en un instituto de la capital segoviana, una de las profesiones que más respeto, pues lidiar con la educación de los adolescentes es una tarea entre titánica e imposible, pero siempre vocacional.

Seguramente que cuando alguien ajeno al mundillo castellanista, piensa en un líder comunero, se imaginará a un sujeto, mal encarado, entre rebelde y revolucionario, habitualmente sin oficio ni beneficio, vociferando en Villalar con vehementes palabras y pobres argumentos. Supongo que pocos pensarían en alguien como Mariano Fuente, un personaje culto, intelectual y pensador, que sin embargo se muestra sencillo y cercano, con un aire campechano y abierto, claramente arraigado en sus querencias rurales. A pesar de ser el máximo responsable de nuestro partido castellanista, su manera de ser, enhebrada de humildad y dignidad, hace que sean poquísimos quienes sepan que nuestro presidente es licenciado en Ciencias de la Información (rama de Periodismo), en Filología Inglesa y en Filología Hispánica, así como diplomado en Magisterio en las especialidades de Filología Española y Francesa, habiendo impartido docencia en Segovia, Madrid y varias ciudades inglesas. Y en estos tiempos, en que para ser Presidente del Gobierno, parece obligatorio ser un auténtico analfabeto en cuestión de idiomas, sorprende Mariano Fuente, no solo por su dominio del inglés, francés y alemán, sino por su hambre de saber que le empuja, superados ya los cincuenta, a lanzarse a aprender otras lenguas como el chino. Y castellanista como es, no podía dejar de ser un profundo conocedor de la lengua de Cervantes, de lo cual queda reflejo en sus libros, entre los cuales yo destacaría sus cuentos infantiles, que con naturalidad nos transportan a un mundo rural, que todavía habitamos en nuestros recuerdos y en nuestros sueños.

En unos tiempos en que los dirigentes políticos de los grandes partidos, que carecen de formación y educación, hacen de la política profesional su única experiencia laboral, y de sus golosos sueldos públicos, regados de generosas retribuciones complementarias, una obscena forma de vivir ante una sociedad atónita, empobrecida y asqueada, ha sido un orgullo tener como presidente a alguien como Mariano, al que su vocación política le cuesta dinero y tiempo, y al que su entrega le supone atender menos de lo necesario a su familia y sus aficiones.

Son muchas las anécdotas que engalanan la vida de Mariano. Quiero compartir con vosotros algunas, como cuando en su pueblo Valtiendas, alguien tuvo la feliz idea de organizar una maratón nocturna, y como, ni corto ni perezoso, Mariano, que nunca había destacado por su interés por el atletismo, decidió que habiendo una maratón en su pueblo, él no podía dejar de correrla, y así lo hizo, añadiendo como colofón al reto conseguido, un librito memorable y delicioso, que lleva por título “Cómo correr la maratón de Valtiendas y no morir en el intento”, en el que detalla con humor la sufrida preparación de sus meses anteriores. Mariano es también el protagonista, victorioso, de una persecución maniquea y sectaria emprendida por la Inspección Educativa de Segovia en su contra, o del trance inimaginable y aterrador, que supuso que su hijo menor, hoy de nueve años, tuviera que nacer en casa, ante la imposibilidad de llegar la ambulancia por el rigor de una copiosa nevada castellana.

Mariano tiene algo de profeta, y desde mi punto de vista -nada imparcial claro- vive un optimismo, nacido de la responsabilidad no de la ingenuidad, basado en la convicción de que hay algunas acciones que es imperativo acometer, salgan bien o salgan mal; y si has hecho lo que debías… ¿qué importa lo demás?. Así, hace ya muchos años ¿quince?, ¿veinte? emprendió con un grupito de entusiastas la tarea de Homenajear cada año en la propia Segovia, al comunero Juan Bravo, a los pies de su estatua, en vísperas de Villalar. Y ya pueden ser cuatro o cuarenta, caer chuzos de punta, o ser rodeados por un ejército fotográfico de turistas japoneses, el domingo anterior al 23 de Abril, los comuneros segovianos rinden Homenaje a Juan Bravo, hasta llegar a lo que nunca creí que verían mis ojos, cuando este mismo año, se presentó en el acto la alcaldesa de Segovia, intervino agradeciéndonos una acción que debía ser el propio Ayuntamiento quien impulsara, comprometiéndose a buscar una celebración en toda la Castilla Comunera del quinto centenario de la batalla de Villalar en el 2021 y cantando a voz en grito el “Mil quinientos veintiuno…” de Luis López Álvarez musicalizado por Nuevo Mester de Juglaría. También materializó Mariano su carácter profético, cuando en Mayo de 2011, siendo consciente de la imposibilidad de obtener representación y de la necesidad de fortalecer lazos con otras sensibilidades sociales, concitó una candidatura conjunta entre ecologistas y comuneros al Ayuntamiento de Segovia, que concurrió bajo la denominación de “Verdes y Castellanos”, mientras algunos hacíamos chanzas por lo bajines y chistes fáciles sobre los “viejos verdes castellanos”. Tres años después ha sido todo el PCAS el que junto a EQUO, y los hermanos de Chunta Aragonesista y Compromís, ha impulsado ‘-esta vez con más éxito- una coalición similar a las Europeas bajo la invocación de Primavera Europea.

Ya he dicho que Mariano no es un tipo contemporizador, y sin alzar mucho la voz prefiere llamar “al pan, pan y al vino, vino” antes que navegar en la tibieza, fruto seguramente de su capacidad de tomar rápidas decisiones, mientras los demás describimos itinerarios meandriformes guiados por las dudas. Mariano es alguien crítico, que igual denuncia las actitudes de unos sindicatos corruptos llenos de liberados que ni defienden a los trabajadores ni quieren pegar un palo al agua, que pone al oreo a los caciques rurales del PP, que prosperan como las ortigas en los campos de Castilla, y que sueñan con seguir acrecentando sus seculares privilegios a costa de la pobreza del pueblo.

En una persona absolutamente normal como Mariano, he sabido distinguir valores sencillos pero excepcionales, y ello ha contribuido a incrementar mi fe en la naturaleza humana, en las mujeres y hombres corrientes. Supongo que todos los días, sin yo saberlo, me cruzo con muchos “Marianos Fuentes”, gentes que parecen vulgares y anodinas, y que sin embargo, probablemente esconden una riqueza humana extraordinaria, que viven vidas plenas. Y así, mediante este pequeño homenaje a un Mariano Fuente cualquiera, a mi Mariano Fuente, pretendo también expresar mi reconocimiento a todos los “Marianos Fuentes” que deambulan anónimamente por nuestras calles, que me reconcilian con la gente del común, que hacen de este mundo un lugar mejor y más habitable, y que me reafirman en esos valores del personalismo comunitario que heredé de ese jocoso ultimo resistente que era Virgilio Mazuela.

Cuando honramos a alguien, pretendemos obviamente agradecerles el servicio a la comunidad y los muchos esfuerzos y callados sacrificios realizados. Pero honrar a una persona, como hoy quiero hacer con Mariano Fuente, no es un mero acto de dación de gracias, sino la expresión del respeto y la buena opinión que de ella tenemos, como consecuencia de las cualidades morales y de la dignidad que a lo largo de toda su vida hemos percibido en su comportamiento. Honor entendido también como esa calidad y cualidad moral que les ha impulsado a actuar rectamente según su conciencia, cumpliendo con su deber y de acuerdo con una ética no escrita, que transmitida de generación en generación, parece impresa a fuego en su código genético.

Honor a Mariano Fuente y a todos los auténticos castellanistas, a todos los auténticos comuneros.

 

(Artículo de opinión de Luis Marcos, Secretario de organización del PCAS, publicado en burgosconecta.es. http://burgosconecta.es/blogs/latenadadelcomun/2014/10/17/honor-a-mariano-fuente/)

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