El traslado de obras de arte sin permiso de la autoridad autonómica tiene multa. Con la propuesta de sancionar con 4.000 euros a las monjas carmelitas riosecanas tras el abandono del cenobio de San José con la mayoría de los 196 bienes muebles que albergaba en su interior, la Dirección General de Patrimonio persigue castigar la decisión de las religiosas de trasladar, sin autorización, unos objetos inventariados como Bienes del Patrimonio Cultural de Castilla y León.
La sanción excede los 3.000 euros que, como máximo, puede imponer el delegado territorial, por lo que es el director general, Enrique Sáiz Martín, quien firma la propuesta de multa, la primera de estas características que se produce en Castilla y León.
Fuentes del Arzobispado de Valladolid señalan, sin embargo, que la sanción no es firme; que la comunidad de las Carmelitas Descalzas dispone de un mes de plazo para presentar alegaciones, «que ya están siendo redactadas», y que si sus explicaciones no son aceptadas recurrirán ante los tribunales la decisión de la Junta de Castilla y León. «Se agotarán todas las vías», dicen las fuentes.
El representante del Arzobispado en la Comisión Territorial de Patrimonio y responsable de las obras de arte de la Iglesia en Valladolid, Luis María Isusi, manifestó ayer desconocer la existencia del recurso porque, recordó, «estas son cuestiones privadas y, las congregaciones son entidades independientes del Arzobispado».
Tres años de rumores
La polémica sobre el destino de los bienos muebles del convento de las Carmelitas Descalzas de San José de Medina de Rioseco comenzó a finales del 2003, cuando la comunidad de religiosas hizo pública su pretensión de de dejar la localidad. Una resolución del Gobierno regional ordenó el 20 de diciembre del 2004, cuando los rumores sobre la marcha de las monjas comenzaban a tomar fuerza, la inclusión en el inventario regional del conjunto de bienes muebles, una decisión que ha hecho posible ahora la tramitación de la sanción administrativa y ha facilitado argumentos a las autoridades y vecinos para reclamar la cesión, que no la propiedad, de los objetos artísticos.
El conjunto de las obras de arte que albergaba el convento de San José son fruto de una relación de varios siglos de donaciones procedentes de familias vinculadas a la ciudad de Rioseco, razón por la que muchas voces que reclaman que permanezcan en el municipio. «Las hermanas -tal y como explica el delegado territorial de la Junta en Valladolid, Jesús García Galván- incumplieron la normativa, pero están dispuestas, porque así me lo han notificado por escrito, a que los bienes permanezcan en la ciudad de Rioseco siempre que el Ayuntamiento se comprometa a custodiarlos debidamente».
La inseguridad en la que permanecería la colección de imaginería, pintura y ornamentos religiosos dentro de un convento cerrado fue la razón argumentada en su día por las religiosas y por el Arzobispado para justificar su traslado, y aunque en la iglesia conventual -el templo no está desacralizado- sigue buena parte de la obra mueble, la mayoría de las piezas del conjunto artístico permanece en el convento de las Reparadoras, en el Paseo de Filipinos de la capital, actual domicilio de las religiosas riosecanas. Hay alguna pieza que, probablemente por la falta de espacio, fue trasladada a otro convento de Castilla y León, aunque no se ha dado a conocer su paradero exacto.
El propósito de devolver a Rioseco los bienes artísticos y litúrgicos lo confirmaba a EL NORTE DE CASTILLA la propia priora del convento, Olga María del Redentor, el pasado mes de junio -desde entonces ha declinado hacer declaraciones- y se lo anunciaba por escrito al alcalde de Medina de Rioseco, Artemio Domínguez, un mes después, aunque en aquella misiva la religiosa condicionaba la permanencia de las obras de arte al cambio de uso del suelo que alberga el convento de San José para su futura transformación en un hotel, lo que facilitaría la venta del inmueble.
La priora hablaba de una cesión de las obras por cincuenta años, un periodo demasiado breve, en opinión de los representantes municipales, que han acordado por unanimidad solicitar a la congregación que se otorgue a la ciudad la custodia de las tallas y cuadros por un mínimo de cien años.
‘Noticia del Norte de Castilla’