La provincia de Burgos no escapa a la atonía general de las cuentas autonómicas para 2015. Ninguna idea atrayente, incluso lo que debiera de convertirse en la actuación estrella de la Junta en Burgos, la reactivación de las obras del Parque Tecnológico de Burgos, ni siquiera cuenta con partida. La provincia burgalesa aporta más del 25% de la producción industrial de Castilla y León, pero su Parque Tecnológico sigue sin estar operativo, retrasando con ello la salida real de la crisis de Burgos. Los castellanistas siguen reclamando “esta infraestructura empresarial clave para el futuro de Burgos y de su provincia, así como para la reactivación económica y la creación de empleo cualificado para toda Castilla y León”.
Las ausencias en los Presupuestos de la Junta son numerosas, como la ampliación del colegio Antonio Machado o el centro educativo García Lorca también en Burgos ciudad, la construcción del centro de salud Miranda Oeste, la ampliación del Hospital Comarcal de Aranda.
Una vez más los Procuradores del PP por Burgos en las Cortes autonómicas se convierten en meros palmeros, eso sí muy bien pagados, de las directrices de su partido, sin defender los intereses de la provincia, por la que hace casi cuatro años fueron elegidos.
Juan Vicente Herrera, y su equipo, no conseguirán con esos números paliar el principal problema de Castilla y León, “en 2015 veremos como en Castilla y León se siguen cerrando escuelas, ampliando cementerios y sufriendo el éxodo de cientos de jóvenes en busca de empleo” sentenciaron los responsables del PARTIDO CASTELLANO (PCAS). A pesar de la propaganda del Gobierno del PP los recortes sufridos, a lo largo de los últimos años, en diferentes servicios (supresión de líneas de transporte público y reducción de sus frecuencias, disminución de servicios sanitarios básicos, recortes en educación, encarecimiento de los servicios de las Residencias Públicas de la Tercera Edad y recortes drásticos en las Ayudas a la Dependencia y en la Ayuda Domiciliaria, etc.), hacen que el presunto esfuerzo de las cuentas de la Junta no llegue a los niveles de dotación necesaria para mantener unos servicios de calidad equiparables a los de antes de la crisis.
Finalmente los castellanistas lamentan el tinte electoralista de unos presupuestos que rebajan impuestos, pretenden aumentar el gasto disponible de las Consejerías y a la vez reducir el déficit público. Todo esto envuelto en una coyuntura económica que tiende claramente hacia el estancamiento, cuando no la recesión. “La Junta basa sus Presupuestos en unas previsiones de ingresos completamente ficticias que acabaran agravando el más que preocupante agujero financiero de Castilla y León”.