Mientras nuestros políticos de CLM se llenan la boca con un proyecto de nueva Ley del Agua que perpetua el Trasvase Tajo-Segura y el control total de las Demarcaciones Hidrográficas en manos del Estado, hoy se celebra el Día Mundial del Agua, que en CLM debería llamarse el Día Mundial sin agua.
En lo que respecta a la nueva Ley del Agua, las palabras del Vicepresidente de la Junta de CLM apoyando la citada Ley y manifestando que avanza en la línea del Gobierno autonómico al incluir la presencia de las CCAA en las Demarcaciones Hidrográficas, resulta una auténtica tomadura de pelo a los ciudadanos, pues como bien sabe (o debería de saber) el Sr. García-Page, la C. A. de Castilla-La Mancha cuenta ya con representantes en las Juntas de Gobierno de las Confederaciones Hidrográficas del Duero, Tajo, Guadiana, Guadalquivir, Segura, Júcar y Ebro. Además, al asegurarse el Gobierno de España la mitad más uno de los miembros de las Demarcaciones, la Junta de CLM va a seguir manteniendo fuerza política que lleva muchos años demostrando que tiene: NINGUNA.
Por otro lado, la celebración en el día de hoy del Día Mundial del Agua debe hacernos recordar que Castilla-La Mancha sigue siendo la única C. Autónoma que mantiene en funcionamiento un trasvase, el Tajo-Segura (por el cual circula mayor caudal hídrico por la que propia del río) y tiene la espada de Damocles del Júcar-Vinalopó, que suponen no sólo un expolio de recursos castellanos, sino una auténtica amenaza para el medio ambiente de Castilla. Las palabras del propio Presidente del Gobierno hace unas semanas en Murcia asegurando que el Trasvase Tajo-Segura no va a tener fecha de caducidad, o las distintas manifestaciones de altos cargos del Ministerio de Medio Ambiente (la propia Ministra o el Director General del Agua) asegurando que la construcción de desaladoras es un COMPLEMENTO al Trasvase y no una sustitución de caudales, dejan meridianamente claro que el peso de CLM en este asunto sigue siendo nulo, por mucho que el Gobierno del Sr. Barreda se esfuerce en hacernos creer lo contrario.