El PARTIDO CASTELLANO- TIERRA COMUNERA (PCAS-TC) se opone frontalmente al parque eólico que pretende ubicarse en la comarca de Juarros de la provincia de Burgos. Los castellanistas consideran que el impacto paisajístico y medioambiental, no justifica la instalación de un importante número de aerogeneradores en la zona.
Los comuneros burgaleses, recuerdan además, que Castilla y León es excedentaria en la producción de energía eléctrica, que sólo contribuye al desarrollo económico y demográfico de otros territorios, dejando únicamente las migajas en la economía local.
Este martes el BOCYL publicaba el anuncio de la instalación de una torre anemométrica, destinada a medir las condiciones meteorológicas de la zona, constituyendo el primer paso para la implementación del parque eólico.
La ubicación de este complejo compromete seriamente el desarrollo de la comarca; agricultura, ganadería, caza y turismo, prácticamente únicas actividades económicas de la zona, se verían afectadas, en mayor o menor medida. Por no citar la importancia económica de los cercanos Camino de Santiago y Yacimientos de la Sierra de Atapuerca, ambos catalogados como Patrimonio de la Humanidad.
Los castellanistas apoyan sin fisuras la producción de energía de manera limpia, sin embargo, abogan por instalar este tipo de fuentes, siempre que sea posible, junto a los polígonos industriales, y no en los mejores fondos paisajísticos de la provincia. Por desgracia ya existe el ejemplo del impacto los aerogeneradores situados entre Villamiel y Villoruebo, que alteran uno de los paisajes más hermosos de la Sierra de la Demanda, desde su instalación, hace lustros, la población de los pueblos de la zona sólo ha seguido reduciéndose.
La incorrecta ubicación de los molinos, hace que sólo sean buenos para los que están dispuestos a aceptarlos, para los que consideran que su paisaje vale menos que los miles de euros que les van a pagar cada año, sin embargo ni sirven para asentar población, ni para desarrollar ningún tipo de industria allí donde se ubican.
La única expansión que han tenido en los últimos años los pueblos de Castilla en general, y de Burgos en particular, ha sido la industria turística. El atractivo histórico, artístico, gastronómico y sobre todo paisajístico, es una fuente de riqueza para todos aquellos lugares que no se encuentren en la zona industrializada de la provincia (Aranda, Burgos, Briviesca y Miranda). El turismo provincial, mayoritariamente huye de los paisajes excesivamente humanizados, de las instalaciones industriales y de las alteraciones paisajísticas. Los eólicos constituyen un destrozo de la belleza natural, no sólo por su tamaño (más altos que la Catedral de Burgos), sino sobre todo por su movimiento.