
El PARTIDO CASTELLANO- TIERRA COMUNERA (PCAS-TC) ha actualizado el informe que esta formación política realizó en 2010 junto a profesores de la Universidad de Burgos, que sitúa en 60 millones al año la repercusión económica de los estudios de Medicina en Burgos, a partir del décimo año de existencia en la ciudad. Revisando los números del informe, el PCAS-TC vaticinaba que en 2020 habría una importante carencia de profesionales médicos en Castilla y León datos que se han cumplido. Ya adelantan los castellanistas que en Castilla y León, a lo largo de la próxima década se jubilarán casi otros 5.000 sanitarios.
La creación de una tercera Facultad de Medicina en la Comunidad no es una simple petición académica. «Trasciende su impacto en el sistema académico y se convierte en un factor capaz de generar riqueza». Así lo sostienen los comuneros burgaleses.
Por cada plaza ofertada para estudiar Medicina en Castilla y León «hay 15 solicitudes que se quedan sin acceso». Medicina es la carrera más demandada por los burgaleses que se van a estudiar fuera, es una carrera casi sin paro y Burgos ya cuenta con un Hospital que se denomina Universitario.
REVERSIÓN ECONÓMICA. «Pretendemos demostrar, que la Facultad de Medicina no sólo daría un fuerte impulso a la Universidad, sino que mejoraría sensiblemente la atención sanitaria y generaría un tejido industrial nuevo en torno a la biomedicina muy importante para el futuro Parque Tecnológico. Y además tendría una enorme trascendencia económica para la provincia»
A plena capacidad, la Facultad rondaría los 1.000 estudiantes, unos 600 de fuera de Burgos. Serían necesarios 50 profesores y 25 empleados de tipo administrativo, con un coste medio de unos 200.000 euros por curso y año.
Su implantación, podría atraer a Burgos a 400 médicos y se desarrollarían «al menos dos centros o institutos de investigación biomédica, que requerirían de 2,5 millones anuales para funcionar». Valladolid y Salamanca, provincias con Facultad de Medicina tienen un 24% más de médicos por habitante que el resto de provincias de Castilla y León.
El impacto monetario directo alcanzaría los «30 millones de euros anuales a partir del décimo año de funcionamiento», a los que habría que sumar un impacto indirecto equivalente (otros 30). En este caso el dinero se movería incrementando un 12% el alumnado de la UBU y por el desarrollo de una industria paralela, por ejemplo la Farmacéutica.
También evitaría la fuga de profesionales del sector, incidiría en el desarrollo de congresos y reuniones sectoriales y serviría de lanzadera para crear un Área de Ciencias de la Salud que amplíe Enfermería y atraiga a Farmacia y Fisioterapia.
Además la Junta sostiene una deuda histórica con la Universidad de Burgos, desde su fundación es la peor financiada de las cuatro universidades públicas de Castilla y León. La UBU es la que menos cantidad recibe, tanto en el montante general como en el reparto por alumno.
OTROS IMPACTOS. «Tener más médicos, mejor formados y más satisfechos también repercute en la mejora de la atención sanitaria. Y ofrecer una titulación de este prestigio elevaría tanto potencial de la Universidad como su imagen a nivel nacional».