Madrid es Castilla
La interacción de Madrid con su entorno no es evitable
La Comunidad de Madrid nació por iniciativa exclusivamente gubernamental (artículo 144.a. de la Constitución) y no por petición del pueblo madrileño. Esta polémica decisión vino precedida de un considerable debate en el que destacó el rechazo de los partidos estatales de las comunidades de Castilla-León y de Castilla-La Mancha a integrar a Madrid.
Madrid no ha sido jamás un ente histórico independiente de Castilla, desde que Alfonso VI conquistara estas tierras hace 900 años como preludio de la incorporación a la corona de todo el valle del Tajo.
Madrid no tiene una cultura que no sea la castellana, y las expresiones de ésta son análogas a las que se dan en otras provincias castellanas. Otra cosa son los esfuerzos de ciertos políticos para esconder la realidad cultural castellana de Madrid primando manifestaciones de folclore foráneo y presentándolas como propias.
Por otra parte, el poder demográfico de Madrid nunca puede ser razón para su desgajamiento de Castilla puesto que en las mismas circunstancias se encontrarían ciudades como Barcelona, Bilbao, Valencia… ciudades que continúan lógicamente conservando su identidad.
La interacción de Madrid con su entorno no es evitable aunque se levanten fronteras artificiales. Así, Guadalajara se ve favorecida por ser la prolongación natural del corredor del Henares, la ciudad de Toledo por la proximidad de la capital, cientos de segovianos y abulenses estudian en universidades madrileñas…
Precisamente por carecer de justificaciones históricas, culturales o económicas, Madrid ha adquirido un fuerte carácter burocrático-administrativo. Mientras que en otros territorios el estado de las autonomías ha supuesto la reafirmación de identidades históricas largo tiempo maniatadas, en Madrid no se ha ido más allá de una mera descentralización.
Las acusaciones de centralismo que ha menudo han recaído sobre Madrid no tienen fundamento alguno: Madrid no manda, desde Madrid se manda. Una clara diferenciación entre el aparato burocrático-administrativo que supone la capital del Estado y el Ayuntamiento de Madrid contribuiría a eliminar temores de centralismo.
En un futuro las contradicciones del actual estado de las autonomías se agudizarán si, como todo parece indicar, España se dirige hacia un Estado Federal y al mismo tiempo las regiones van adquiriendo mayor peso en la Unión Europea. En una organización de tipo federal y en una Europa de los Pueblos, entre iguales, ¿tendrían sentido 17 entidades políticas como hay ahora? Madrid como pieza clave de la unidad histórica castellana (Castilla-León, Castilla-La Mancha, Cantabria, La Rioja y Madrid) no podría seguir estando aislada, pues ello debilitaría su capacidad de afrontar dignamente el futuro.