PROBLEMÁTICA DE CASTILLA SEGÚN TIERRA COMUNERA
Castilla es una de las nacionalidades históricas del Estado Español cuya situación es más dramática. No se encuentra reconocida, y su territorio se ha cuarteado en varias comunidades autónomas sin peso político, económico o cultural significativo en el conjunto de España.
Las comunidades castellanas padecen graves problemas estructurales, agudizados por la pérdida de identidad colectiva de su población. La despoblación y el envejecimiento de numerosas comarcas castellanas, el expolio neocolonial de las materias primas, energía y agua de Castilla, la emigración de los jóvenes profesionales mejor formados de la historia de Castilla constituyen efectos empobrecedores de la realidad cotidiana de los territorios castellanos.
PERCEPCIÓN DEL PONENTE
Análisis globalmente válido. Castilla tiene, pues, un problema grave:
a)Carece de identidad
b)Sufre explotación colonial
c)Pierde población nativa
¿Qué o quién genera el problema? ¿Tiene solución?
Las propuestas que aquí se formulan.
No configuran un programa político
No conforman un hábeas científico
Son tan sólo reflexiones intelectuales, teóricas
Plantean una alternativa global, que desborda el plano cultural y el castellanismo político
Están formuladas en tiempo histórico
SOLUCION DEL PROBLEMA
IDENTIFICACIÓN DE LA RESPONSABILIDAD INMEDIATA:
El régimen autonómico vigente:
ARGUMENTACIÓN SOBRE EL FONDO DE LA CUESTION
La Comunidad Autónoma de Castilla y León no responde, ni por su envergadura ni por su idiosincrasia, a las exigencias de gestión del capitalismo de segunda generación, que se cifran esencialmente en el crecimiento en profundidad.
Para crecer en profundidad el capitalismo reclama un espacio ponderado, inserto en un esquema general del tenor siguiente:
Con 94.224 Kms2 de superficie y una población escasa y muy dispersa, la Comunidad Autónoma de Castilla y León es ingobernable al nivel de sofisticación que exige el capitalismo de segunda generación.
Para crecer en profundidad, el capitalismo actual demanda una estricta identificación de los nativos con su tierra, con su lugar de memoria. La Comunidad Autónoma de Castilla y León no puede proporcionarla, pues no identifica nada.
TRANSFORMACIÓN DE LA REALIDAD INSTITUCIONAL
La solución al problema pasa por cambiar el estado de cosas actual mediante la subsunción de la Comunidad Autónoma de Castilla y León en dos identidades administrativas más racionales y eficaces que ella: la Comunidad Autónoma de Castilla la Vieja, por un lado, y la Comunidad Autónoma de León, por otro. Por Castilla la Vieja debe entenderse únicamente aquel segmento centro-oriental de la cuenca del Duero que desee cobijarse bajo ella.
La oportunidad para dicha alteración se producirá en los próximos lustros, cuando la inminente Constitución Europea sea modificada para liquidar los estados-nación y dar el espaldarazo definitivo a la Europa de las Regiones. Antes, pues, de su desaparición, se ha de conseguir mediante el uso de la razón que el Reino de España preste un último servicio a la colectividad corrigiendo el desaguisado castellano-leonés.
IMPLICACIONES PRACTICAS
La regionalización actualmente vigente es irreversible, salvo en cuestión de corrección de detalles, como el que aquí se plantea. Hay que olvidarse radicalmente, por tanto, de la Gran Castilla.
Burgos, Soria, Segovia y Ávila son espacios prioritarios a la hora de configurar la Comunidad Autónoma de Castilla la Vieja. Las provincias de Valladolid y Palencia deben decidir lo que más le convenga.
Los vocablos nacionalismo, castellanismo y Castilla deben ser reemplazados, respectivamente, por regionalismo, castellano y Castilla la Vieja. Son conceptos que expresan mucho mejor las necesidades del tiempo presente.
A la pregunta ¿por qué en Castilla no existe un nacionalismo homologable al de otras comunidades?, cabe responder: no importa ya si existe o no nacionalismo. Lo que importa es si se puede crear un sentimiento regionalista castellano en las dos próximas décadas.
A la pregunta ¿qué tipo de castellanismo necesita esta tierra?, cabe responder: La futura Comunidad Autónoma de Castilla la Vieja no necesita castellanismo sino regionalismo castellano.
A la pregunta: ¿Tiene sentido en el siglo XXI una opción castellanista en Castilla?, cabe responder: En el siglo XXI la mejor opción no es Castilla sino Castilla la Vieja y no el nacionalismo castellanista sino el regionalismo castellano.
A la pregunta: ¿es positivo o negativo un nacionalismo para Castilla?, cabe responder: el nacionalismo-nacional y el nacionalismo-regional son los dos grandes desahuciados de la postmodernidad.
Tierra Comunera-Partido Nacionalista Castellano tiene que refundarse estatutariamente y pasar a denominarse Tierra Castellana-Partido Regionalista.