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Castilla nos une

Castilla nos une

¿Tiene futuro el nacionalismo castellano?. Jesús Rodriguez. Tc-Pnc Cuenca. (08/10/2003)

Creer en el futuro del castellanismo, es hacer una especie de profesión de fé ; y más, con los tiempos que corren. El que corran unos tiempos u otros, no debería influir para nada en el calado del mensaje castellanista sobre nuestras gentes. El castellanismo, es un mensaje objetivo en sí mismo con independencia de los vientos que soplen a nivel mundial o en España.

Por desgracia, no es así. Los últimos ocho años que ha gobernado el PP en España, la dificultad de transmitir nuestro mensaje ha sido mayor; pero sobre todo, la dificultad de penetración en los castellanos ha sido superior que cuando han gobernado otros partidos estatales menos españolistas. La manía globalizadora mundial y el neoimperialismo americano, tampoco ayudan a los nacionalismos reivindicativos.

El gobierno central, usando y abusando de los medios afines, bombardea diariamente a las conciencias castellanas y del resto del Estado con mensajes nacionalistas españoles. Curiosamente machaca las ideas nacionalistas de otras realidades históricas y geogáficas distintas a su concepción de España –a su España- y manda a la hoguera ideológica a los partidos que no comparten su visión de Estado.

No todos los nacionalismos son iguales. El nacionalismo español no tiene nada que ver con el resto –no españolistas-. Y el nacionalismo castellano, no se parece en casi nada al vasco o catalán.

Los nacionalismos vasco y catalán, surgen como plasmación de unas realidades diferenciadas del resto, es decir de la mayoría. Aunque habría que establecer una relación lógica biunívoca: si usted es diferente a mi, entonces yo soy diferente a usted. Igualmente, son formas de mantener una buena situación económica y social. En resumen: son nacionalismos para conservar lo que ya tienen.

Por el contrario, el nacionalismo castellano, parte de una premisa distinta: no hay nada que mantener, todo está por conseguir.

No somos una Nación rica ya que carecemos de una industria fuerte –en la mayoría de nuestro territorio ni siquiera débil-, ni actividad comercial importante, ni una agricultura plenamente competitiva, ni siquiera población ya que prácticamente más de la mitad de los castellanos reside fuera de Castilla. Y lo que es peor, no tenemos una idea clara de lo que es nuestra nación, su geografía, su cultura etc. (Algunos si la tenemos, por eso andamos en estas batallas)

Por tanto, el nacionalismo castellano, es un nacionalismo de supervivencia. Está en juego la supervivencia de todo lo nuestro: nuestra cultura, nuestros recursos naturales y nuestra población. Los tres pilares básicos del desarrollo de cualquier nación. El pueblo que carece de ellos, sencillamente desaparece.

os que tenemos la suerte o la desgracia de vivir en un pueblo, lo que eufemísticamente se llama el medio rural – para mí es suerte- apreciamos lo difícil que es que nuestro mensaje cale en una población diezmada por la emigración y envejecida.

Las personas mayores, desconfían por naturaleza de todo lo nuevo y el castellanismo es algo nuevo para ellos. Por otro lado, la población rural es en gran parte «lo que ha quedado» . Los jóvenes universitarios o simplemente con estudios medios se han marchado a las ciudades porque en el pueblo no hay sitio para la gente «con carrera», no pueden ejercer sus profesiones cualificadas. Por ello el nivel cultural del que recibe el mensaje castellanista, es más bien bajo, escaso o nulo. Y esto en la mayoría de nuestros pueblos.

En TIERRA COMUNERA, siempre hemos pensado que la salvación de Castilla ha de partir de nuestras ciudades (Madrid, Burgos, Valladolid etc.) porque tienen un mayor contingente de gente joven. Nuestro mensaje, eso si, sin olvidar nuestras raíces debe de ir dirigido fundamentalmente a los habitantes de las ciudades – y no olvidemos su número de votos-.

En los pueblos, nos votan para los ayuntamientos no por ser nacionalistas castellanos y consiguientemente por nuestras ideas; sino porque nos conocen, piensan que somos competentes, honrados y «buenas personas».

Y ahora la pregunta del millón, por la cual se han organizado estas jornadas:

¿Tiene futuro el nacionalismo castellano?

¡No lo sé! Porque no soy adivino. Supongo que si estamos aquí es porque todos pensamos que si.

De todas formas, viene a cuento una frase de Martín Lutero:

«Aunque supiera que mañana iba a morir,
aún así hoy plantaría un árbol.»

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