Mientras los gobiernos de Castilla y León y Castilla-La Mancha se han venido enfrentando por la mención de Vinos de la Tierra de Castilla, bodegueros de ambas comunidades procedieron a unirse para promover la cultura del pago y la elaboración de vinos de gran calidad. Esta unión ha fraguado en la creación de la Asociación Grandes Pagos de Castilla, integrada inicialmente por nueve productores.
Su objetivo fundamental pasa por «promover los vinos castellanos de gran calidad, con acusada personalidad, dentro del respeto por el terruño del que nacen y que reflejen las cualidades de sus pagos de origen para mantener las más genuinas tradiciones y, a la vez, para defender la innovación inteligente en el viñedo y en la bodega».
La asociación, presidida por Carlos Falcó, marqués de Griñón y dueño del Dominio de Valdepusa, en Malpica de Tajo (Toledo), cuenta entre sus socios fundadores a Mariano García, de Bodegas Mauro, de Tudela de Duero (Valladolid) y Viña San Román, de Villaester (Zamora), y con Javier Zaccagnini, de Bodegas Aalto, de Roa de Duero (Burgos). Junto a estos socios de Castilla y León, la lista se completa con los castellano-manchegos Francisco Uribes, de la bodega Calzadilla, en Huete (Cuenca); Marcial Gómez Sequeira, de Dehesa del Carrizal, en Retuerta de Bullaque (Ciudad Real); Manuel Manzaneque, de Bodegas Manuel Manzaneque, en El Bonillo (Albacete); Alfonso Cortina de Alcocer, de la Finca Vallegarcía, en Retuerta de Bullaque (Ciudad Real); y Víctor de la Serna, de la Finca Sandoval, en Ledaña (Cuenca).
Esta asociación, que se presentó en Madrid, partió de una reunión informal de bodegueros con las mismas inquietudes que tratan de hacer vinos de pago, en algunos casos fuera del amparo de las Denominaciones de Origen.
La asociación trata, en definitiva, de apostar por la cultura del pago, del terruño, de la elaboración de vinos con uvas procedentes de viñedos propios y del que nazcan vinos con personalidad propia. «De alguna manera, el sector del vino se ha colectivizado, lo que yo creo que no es bueno para lograr una cultura de calidad; de hecho, la mayoría de los grandes vinos del mundo son vinos de pago», afirmó Falcó. «No basta con hacer un buen vino; hay que hacer un vino diferente, con personalidad propia, y eso es lo que el pago hace probablemente mejor que ninguno».
Pero los fines de esta asociación sin ánimo de lucro no se estancan en la defensa del pago, sino que persiguen también la recuperación de las mejores tradiciones de la viña y el vino en Castilla, el avance científico y técnico en las prácticas de cultivo y elaboración encaminado a la obtención de vinos naturales, el intercambio de experiencias en viticultura y enología y, entre otras cosas, la defensa y propagación de las cualidades de estos vinos en todos los foros internacionales.
El modelo de bodega convencional es complementario con el del pago, un modelo que funciona muy bien en Burdeos y en Borgoña y que está funcionando en el Estado Español en muchos sitios, representando una filosofía muy importante para el mundo del vino».
Las comunidades autónomas de Castilla y León y de Castilla-La Mancha nunca han facilitado ni han impulsado esta iniciativa, más bien al contrario, han procurado dificultar su impulso provocando que esta bodegas no se puedan asociar para defender conjuntamente sus legítimos intereses comunes, demostrando con ello tener actitudes mezquinas y provincianas. Desde TIERRA COMUNERA (TC) creemos que las iniciativas de este tipo deben impulsarse y que las frágiles y arbitrarias barreras de las nuestras endebles autonomías no pueden nunca ser obstáculo para que Castilla sea el verdadero destino de los esfuerzos e iniciativas particulares. Es más desde TIERRA COMUNERA (TC), deseamos no sólo que se impulse dicha iniciativa, sino que además se sumen a la misma las bodegas de pagos de calidad de Madrid, Cantabria y La Rioja.