Tierra Comunera ha sido el primer partido de la región en diseñar un borrador de estatuto. Lo presentará en Valladolid este mes. Herrera prometió que se debatiría antes del fin de esta legislatura.
Nos hallamos en pleno proceso de reforma del Estado de las Autonomías. Hace 25 años, Castilla y León fue la última en constituirse como tal, consiguiendo, según Tierra Comunera, un estatuto de tercera, «muy por debajo de la práctica totalidad de las comunidades autónomas porque llegó a ello a través del artículo 143 y no del 151 de la Constitución, lo que implica menos competencias, menos prerrogativas, menos peso político que el resto». Además, consideran los comuneros que se aceptó la condición de región secundaria cuando otras se autodefinen como nacionalidades históricas. «Tras estos 25 años la influencia de ese estatuto ha sido negativo. Hemos estado marginados y discriminados. Ahora hay una segunda oportunidad y creemos que no podemos desaprovecharla aunque PSOE y PP no parecen estar por la labor». Sin embargo, el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, instó a las fuerzas políticas a que diseñaran una propuesta de estatuto para debatirlo a través de una ponencia parlamentaria en las Cortes de Fuensaldaña antes del final de esta legislatura. TC ha sido la primera fuerza política en hacerlo. El borrador será presentado en Valladolid a mediados de este mes de abril. DB revela algunas claves del modelo comunero, que tiene cerca de 300 artículos.
DECLARACIÓN DE INTENCIONES
No se puede perder el tren nuevamente. Castilla y León esta vez tiene que estar entre las comunidades de primera fila. No puede hacerse un estatuto de segunda. No sólo para emular a otras comunidades autónomas por una cuestión de mimetismo sino porque esta comunidad no es menos que ninguna otra. Desterrar el pesimismo feroz y la escasa identificación. El estatuto debe resolver los problemas de esta tierra. No se trata de volver al estatuto de 1983 e intentar sacarse la espina. Debe mirar al futuro y ser una Carta de Derechos fundamentales de los ciudadanos de esta tierra.
DEFINICIÓN
La comunidad de Castilla y León se tiene que definir como nacionalidad histórica, aunque sea veinticinco años después.
COMPETENCIAS
Castilla y León debe ir al máximo autogobierno. No puede tener menos competencias que cualquier otra comunidad autónoma. Entre éstas destaca una que para TC es esencial: la gestión de la política del agua en la Cuenca del Duero y en la Cuenca del Ebro, ésta última muy importante para Burgos, única provincia a la que afecta. TC considera que esta competencia permitiría definir una política ambiental, agrícola y de espacios naturales propia, cuando ahora se está sujeto a las decisiones del Gobierno de la nación, situación que los comuneros entienden es absurda. Asimismo, consideran que en el tema competencial el estatuto debe dejar clara la necesidad de medios de comunicación de titularidad pública, toda vez que Castilla y León es, junto a La Rioja y Cantabria, la única región que no cuenta con un servicio de radio y televisión de este tipo, esencial para vertebrar el territorio.
FINANCIACIÓN
El estatuto tiene que garantizar un modelo de financiación que sea justo con Castilla y León. Que permita que los ciudadanos de la comunidad tengan la misma calidad en la prestación de los servicios que cualquier otra autonomía. TC está a favor de aceptar los porcentajes en los impuestos que se han acordado en el estatuto catalán pero con fondos suficientes para garantizar esa igualdad en la calidad de prestación de servicios teniendo en cuanta la dispersión de la población -variable territorial-, el envejecimiento de la misma -porque encarece la prestación de servicios- y la despoblación.
COLABORACIÓN ENTRE REGIONES DE TRONCO CASTELLANO
Para TC la comunidad parte de un ente más amplio, que es Castilla, por lo que en las distintas comunidades de tronco castellano debe haber un marco de colaboración no sólo por razones históricas, sino que, por ejemplo, la zona sur de la región mira más hacia Madrid que hacia Valladolid, y deben aprovecharse sinergias que ayuden al desarrollo. Por ello, reflejan en su propuesta que el Consejo de las Comunidades Castellanas, en su momento impulsado por Lucas, Gallardón y Bono, se reactive.
VERTEBRACIÓN
En su borrador de estatuto TC apuesta fuerte por la vertebración de la comunidad y para ello propone tres vías. En primer lugar, la comarcalización como solución a la crisis del mundo rural. Las administraciones no han sido capaces de atajar esa crisis, principalmente las Diputaciones Provinciales, por lo que propone consejos comarcales de elección directa y que los recursos sean gestionados desde las comarcas. En segundo lugar, TC quiere acabar con el excesivo centralismo de Valladolid, principal razón, según los comuneros, de esa nula vertebración de la comunidad. A este respecto, plantean la redistribución del poder del Gobierno autonómico a través de la implantación, en cada provincia y según las características que mejor se ajusten a ellas, de las consejerías que hoy se concentran en Valladolid. En este sentido, TC pide para Burgos la de Justicia y la de Economía e Industria. En tercer lugar los comuneros reclaman superar el déficit democrático de legitimidad que a su entender tiene esta comunidad desde el principio. Y la clave pasa porque el estatuto de autonomía sea sometido a referéndum después de ser aprobadas por las Cortes regionales.