Araúzo de Torre, Araúzo de Salce, Baños de Valdearados, Espinosa de Cervera, Hontoria de Valdearados, Tubilla del Lago, Valdeande y Caleruega participaron ayer en esta romería.
La Pascua de los Pueblos, la típica romería que cada Domingo de Pentecostés, desde hace seis siglos, congrega en la localidad ribereña de Caleruega a los vecinos de una decena de municipios del entorno, solicitará a la Junta de Castilla y León su declaración como Fiesta de Interés Turístico Regional.
Así lo confirmó el alcalde anfitrión, el comunero José Ignacio Delgado, quien comunicó que ya se han iniciado los contactos con la Dirección General de Turismo de la Administración regional cuyos responsables han mostrado su total disposición a estudiar esta petición en cuanto se les remita cuanta documentación sobre el tema dispongan. «Hay buenas perspectivas de que se den cuenta de que la Historia la hacemos todos los días y que recuperar estas tradiciones es más que interesante», señaló.
El origen de la Pascua de los Pueblos parece remontarse a la transición entre los siglos XV y XVI y, además de en otros escritos anteriores, aparece claramente referenciada en el Libro del Becerro, datado en 1756. Al parecer los vecinos de Araúzo de Miel, Araúzo de Torre, Araúzo de Salce, Baños de Valdearados, Doña Santos, Espinosa de Cervera, Hontoria de Baldearados, Tubilla del Lago y Valdeande acudieron a Caleruega a solicitar la intercesión de Santo Domingo de Guzmán para acabar con la peste y la plaga de langostas que estaban asolando el territorio y a sus habitantes en torno al año 1500. «Suponemos que es en torno a ese año porque la iglesia de abajo sufrió una gran reforma hacia 1590, pero anteriormente ya parece que había indicios de que se reunían los pueblos», explicó el alcalde calerogano, quien destacó que el acto se realice siempre en el templo de las Madres Dominicas, y no en la parroquia de.
TRADICIÓN CASI INVARIABLE. Este fue el inicio de esta tradición que se ha mantenido prácticamente invariable a lo largo de los años y en la que los únicos cambios que se pueden encontrar radican en la concentración en un solo día de la visita de los pueblos, que antes se sucedían a lo largo de varios fines de semana, y la ausencia de algunos por desencuentros surgidos en su momento.
Precisamente, se está trabajando ahora para conseguir que el acto cuente con el esplendor de antaño y todos los pueblos que, en algún momento a lo largo de los últimos 500 años, han participado en él, vuelvan a unirse. De esta manera, además de vecinos de los ya tradicionales seis asistentes, este año se contó con Arauzo de Torre y Arauzo de Salce. «A lo mejor por ser un poco tardío y precipitado, no hemos conseguido que viniese Araúzo de Miel y Doña Santos, pero espero que el año que viene se unan a nosotros», señaló Delgado.
La vistosidad de la romería reside sobre todo en la presencia de los pendones y guiones que presiden la comitiva de cada uno de los pueblos asistentes y que, al son de las dulzainas y en riguroso orden, procesionan desde la carretera hasta el templo dominico para repetir las plegarias que en su día hicieron sus antepasados.
La Pascua de los Pueblos se ha querido dotar de un carácter más festivo y, por ello, este año se ha podido disfrutar de una comida de hermandad, en la que han participado más de 70 personas. Además, antes del rezo del rosario que pone término a la jornada, se pudo disfrutar de algunos juegos autóctonos y de la música tradicional con el concierto ofrecido por el grupo Arbayal.
Cargo rotatorio
Uno de los aspectos más curiosos de la Pascua de los Pueblos está vinculada a su organización. Aunque siempre es invariable el dónde y el cuándo, todos los años se celebra en Caleruega el Domingo de Pentecostés, la responsabilidad de la organización recae cada año en uno de los municipios participantes. De esta manera, en la edición de 2006 el peso ha recaído en Hontoria de Valdearados, cuyos vecinos, además de encargarse de la organización, sabían que sería a sus enseñas y a ellos a los que les correspondería encabezar la marcha que les lleva hasta la iglesia de las Madres Dominicas y cuyo orden, respecto al resto de participantes, se establece antes de echar a andar.
No queda ahí el protagonismo del pueblo «que manda», como se le conoce popularmente. Es competencia suya también la organización de la eucaristía, estableciéndose una pequeña competición sobre el coro de que localidad será el que más alto deje el listón en cuanto a los cantos litúrgicos. Por estar en sus manos, incluso está la elección del menú que se degustará en la comida de hermandad que sigue a los actos religiosos. Una responsabilidad que el año que viene recaerá en Tubilla del Lago.