Toda la localidad calerogana está plagada de piezas del escultor de Contreras, Ricardo Santamaría.
Tres años después de su fallecimiento, Ricardo Santamaría, el escultor de Contreras, vuelve a ser el motivo para que su localidad natal y la ribereña de Caleruega, donde realizó innumerables trabajos, estrechen lazos. En este caso, la culpa hay que echársela a la colección de piezas talladas en madera que la familia del artista ha donado al Ayuntamiento calerogano para que cree un museo en honor al desaparecido tallista.
Una de las salas superiores del edificio de la escuela ha sido el lugar escogido para exponer una veintena de obras de Santamaría en un museo que se inaugurará oficialmente este sábado, 11 de octubre, a las 11 de la mañana. Entre sus fondos destacan tallas de temática costumbrista, como una impresionante visión de las labores del campo realizada en la tapa de un arcón de nogal, y una de sus figuras más representativas, los pájaros. También hay lugar para recrear momentos históricos de su querida provincia y, sobre todo, de su comarca, como demuestran los trabajos alusivos a El Cid y, sobre todo, a los Siete Infantes de Lara, que probablemente sea la pieza más lograda.
Un grupo de esculturas exentas sobre figuras de animales y recreaciones en madera de canecillos románicos y figuras de claras referencias a las culturas precolombinas forman también parte de una colección que se completa con los cerca de 40 bastones que Ricardo Santamaría realizó dándoles todo tipo de formas aprovechando las caprichosas figuras que los palos y varas empleadas como materia prima tomaron en su crecimiento.
«Por desgracia le conocimos tarde, pero Ricardo con Caleruega siempre tuvo una relación muy fructífera. Por ejemplo, las seis fuentes de piedra más importantes de Caleruega están firmadas por él y en las loberas tenemos también un cuadro representando al pastor con las ovejas», señala José Ignacio Delgado, regidor calerogano, haciendo un minucioso recorrido por las obras de Santamaría que tiene la localidad y entre las que se encuentra la última que realizó, una pequeña leyenda que aparece en uno de los muros laterales de la iglesia.
Esta importante presencia se verá completada gracias a la cesión, de nuevo por la familia del escultor, de un grupo de 15 fuentes y trabajos en piedra. Figuras de animales, desde dinosaurios a cangrejos, pasando por lagartos y culebras, a mesas en las que aparece encastrado un tablero de ajedrez, pasando una vez más por la figura de El Cid o cenefas que hacen recordar los relieves visigóticos de Quintanilla de las Viñas constituyen esta colección. En este caso, se ubicarán en los jardines del hotel Prado de las Merinas para garantizar su vigilancia constante y, así, evitar su deterioro por posibles actos vandálicos.