Logo Partido Castellano - Tierra Comunera

Castilla nos une

Castilla nos une

130 AÑOS DEL PACTO FEDERAL CASTELLANO. Julio Echazarra San Martín. Historiador. (18/09/2001)

HISTORIA
130 AÑOS DEL PACTO FEDERAL CASTELLANO
Julio Echazarra San Martín. Historiador

El pasado 15 de Junio se cumplieron 130 años de la firma, en Valladolid, del Pacto Federal Castellano.
Habrá mucha gente que se pregunte cuál pudo ser la trascendencia histórica de dicho acontecimiento. A mi modo de ver supuso uno de los eventos más destacados de la Castilla decimonónica y un antecedente directo del nacionalismo castellano contemporáneo.

Sí nos trasladamos al contexto histórico podemos observar cómo el pacto se realizó en un periodo de ilusión y de esperanza en Castilla y en España como fue el Sexenio Democrático (1868-1874). Tras la caída del centralismo borbónico, que Isabel II encarnaba, se sucedieron varios intentos de democratización de las instituciones, primero con el gobierno provisional de Serrano, más tarde con la monarquía de Amadeo de Saboya y por último, con la I República, frustrada por un cúmulo de circunstancias adversas (la última guerra carlista, la exacerbación del cantonalismo y finalmente el pronunciamiento golpista de Martínez Campos y de Pavía para restaurar la dinastía borbónica).

En este ambiente de reforma y de profundización democrática, los demócratas federalistas castellanos se reunieron en Valladolid para articular una institución que acogiera en su seno a la totalidad de los territorios de la nacionalidad castellana, es decir, el conjunto de las regiones históricas de Castilla la Vieja, León y Castilla la Nueva.

Sus objetivos eran: el reconocimiento institucional de Castilla como pueblo diferenciado, la defensa de los derechos individuales y el sufragio universal proclamados tras la Revolución Gloriosa de 1868 y la instauración de la República Democrática Federal en España.

Castilla contaría con 2 estados en esta España federal: Castilla la Vieja (formado por las actúales comunidades de Castilla y León, Cantabria y La Rioja) y Castilla la Nueva (que englobaría a las autonomías de Madrid y Castilla la Mancha). Ambos estados formarían parte de la Asamblea Castellana, cuyo cargo de Presidente provisional recayó en la persona de José María Orense.

Estos propósitos quedaron plasmados en una declaración redactada en términos épicos y plagada de reminiscencias históricas, terminando de esta forma: «Mientras se conserve al pueblo la libertad y francas las puertas de sus derechos, entremos por ellas a realizar la santa aspiración de que pende la felicidad de la Patria. Pero si estas puertas se cierran por los que arteramente se han reservado la llave, no temáis, las escalas están preparadas treparemos por el muro, y dentro, o la victoria o la muerte. La sangre de los Padilla, Bravo y Maldonado que corre por nuestras venas y el ardimiento de que guardan memoria nuestros pueblos de las comunidades, garantizan el éxito de nuestras aspiraciones y deseos».

En estas palabras, estaba presente implícitamente el temor de los congregados a un retroceso hacia posiciones involucionistas y autoritarias, lo que finalmente se produjo, plasmándose en la Restauración de los Borbones en 1875 y en la aparición del régimen oligárquico y caciquil del que Cánovas era el máximo exponente. Se iniciaba así otra oscura y larga noche para el movimiento castellanista, que comenzó a ver la luz de nuevo tras los tímidos brotes regeneracionistas y regionalistas de principios del siglo XX, que no llegaron a cuajar a causa de una traumática guerra civil y la posterior dictadura franquista, que hizo tabula rasa de los escasos logros conseguidos

Durante la transición democrática, los herederos ideológicos de los comuneros y de los federalistas castellanos se reorganizaron en infinidad de grupos, sin conseguir el reconocimiento de la sociedad en un principio, pero poco a poco, uno de estos grupos, Tierra Comunera- Partido Nacionalista Castellano (TC-PNC), ha logrado que el sentimiento castellanista fuera calando en la sociedad, hasta el punto de conseguir representación por primera vez en la Historia, en una capital de provincia y en un parlamento autónomo, y todo ello – ironías del destino- ha venido a suceder en el 130 aniversario de otra gran apuesta por la identidad castellana.

Julio Echazarra San Martín

Compartir publicación