Con la unificación definitiva de Castilla, bajo el reinado de Fernando III, se constituye el primer Estado castellano propiamente dicho, con la configuración territorial que hoy conocemos por Castilla, estableciéndose de forma irreversible la bandera cuartelada como símbolo indiscutible de ese Estado.
Los siglos XIII, XIV y XV consolidan la conquista de Andalucía, Murcia y Canarias, siendo escenario de los enfrentamientos de la nobleza contra la monarquía y las ciudades, al tiempo que se producen diversos movimientos campesinos de carácter antiseñorial. Las ciudades castellanas adquieren una dimensión muy importante, tanto desde el punto de vista demográfico como desde el social y económico, desarrollándose una intensa actividad artesana, protoindustrial y mercantil.