Están hablando Antonio Machado, Gerardo Diego y un tercer hombre indeterminado:
Dicen:
– ¿Siguen presionando los Gobiernos contra Castilla? “preguntó Antonio Machado-.
-Siguen. Por ejemplo, en el caso de «Castilla-La Mancha» desde el propio poder se actúa contra el nombre que aporta las señas de identidad de la región. Absurdo sobre absurdo.
-¿Por ejemplo?
-Incluyen a Guadalajara en el concepto de “La Mancha”, cuando la comarca manchega queda a doscientos kilómetros de esa ciudad castellana. Tan castellana como la comarca manchega, por otra parte, pero perteneciente a otra comarca, o más bien situada en la confluencia de otras dos: la Alcarria y la Campiña del Henares.
-Ya.
-O bien hablan desde los medios de comunicación o incomunicación oficiales de la “bella catedral románica de la ciudad manchega de Sigüenza”. Sin comentarios.
-¿También incluyen a Sigüenza en la comarca manchega? ¡Sorprendente delirio! ¿Y lo hacen desde los medios de comunicación oficiales?
-Desde los medios de incomunicación oficiales “rectificó Gerardo Diego, entre risueño y malicioso-.
-Ciertamente “confirmó el Intruso-. En este caso el error geográfico ya no puede ser casual, porque se ha pasado de límites unos trescientos kilómetros. Un niño de párvulos vería el error, los sesudos políticos que manejan la autonomía y sus cultos y bien pagados asesores, no.
-¡A este paso, acabarán haciendo llegar La Mancha hasta Soria, y devorarán incluso a Castilla la Vieja!
-A punto están, maestro. Tenga en cuenta que Sigüenza queda a 20 kilómetros de la provincia de Soria.
-Ya veo, ya.
-A este paso, Antonio, vas a tener que rectificar el título de tu más famoso libro y llamarlo: “Campos manchegos de Soria” “señaló Gerardo Diego con una punta de ironía que no pasó desapercibida para ninguno de los otros dos contertulios-.
A lo que el Intruso falló y sentenció, finalmente:
-Desde luego su culpabilidad existe y es dolosa. Está patrocinada por el poder, unas veces, o el poder muestra su culpabilidad cuando no protestan oficialmente si el error lo comete un medio de comunicación…
-De incomunicación… -precisó nuevamente Gerardo Diego, aunque no puso esta vez especial énfasis en que fueran atendidas sus palabras-
-… si el error lo comete un medio de comunicación o de incomunicación privado, no oficial “concluyó el Intruso-.
-Desde luego, si el error particular hubiera ocurrido acerca de una de las comunidades autónomas serias, todos los órganos políticos y gabinetes de prensa de dicha Comunidad se hubieran alzado contra el órgano de prensa errado o malintencionado, llamándole al orden de inmediato “aseveró Gerardo Diego-.
Adelanto de «Castilla y los medios de incomunicación» de Juan Pablo Mañueco (marzo 2016)