El Trasvase Tajo-Segura, icono del expolio hídrico de Castilla, es posible en pleno S. XXI por el nulo peso del Gobierno de Castilla-La Mancha y de los partidos políticos de CLM (PSOE, PP y, con menor presencia pero no menos culpa, IU). Escudarse, como hace el PSOE de CLM, en que es una obra franquista es una simple excusa que demuestra la ineficacia de quienes llevan más de veinticinco años gobernando en CLM. Pero el Trasvase Tajo-Segura no sólo afecta a Castilla-La Mancha. La Comunidad de Madrid, con más de seis millones de habitantes, depende para su abastecimiento de agua de la cuenca del Tajo (actualmente, el Canal de Isabel II obtiene agua de diversos puntos para abastecimiento de la provincia), que no tardando mucho tiempo y si el incremento de población sigue con la tendencia actual, será insuficiente y deberá buscar nuevos lugares de los que abastecerse. Y esos lugares, de manera natural, deberán ser ríos de la Cuenca Hidrográfica del Tajo, o el mismo Tajo. Alguna de esas posibilidades de abastecimiento pasan por incrementar el agua que se extrae del río Alberche (seco a su paso por Talavera) o dirigir «sus ojos» a la cabecera del río Tajo: Entrepeñas y Buendía, pantanos que abastecen al Trasvase Tajo-Segura.
Cualquiera de las opciones planteadas anteriormente (Alberche o Entrepeñas y Buendía), chocarán con dos problemas. Por un lado, la negativa de la Junta de CLM a permitir a la C. de Madrid «tocar» agua de fuera de la Comunidad. Por otro, el caudal de los embalses de Entrepeñas y Buendía está «blindado» para uso del Trasvase, tanto del Tajo-Segura como del Tajo-Guadiana. Además, la cuenca media del río Tajo, incluido el río Alberche, tiene sobre su cabeza la espada de un nuevo Trasvase desde el Tajo Medio pedido en varias ocasiones desde el Gobierno de Murcia y a quien el Gobierno Central nunca ha dicho que no.
Sólo la presión y el trabajo conjunto de los Gobiernos autonómicos de Madrid y Castilla-La Mancha podrían «liberar» recursos hídricos de la cabecera del Tajo para abastecimiento prioritario de la propia cuenca y para el desarrollo económico de la misma; posibilidad, por otra parte, contemplada como prioritaria en la Ley del año 1971 de Aprovechamiento Conjunto del Tajo-Segura, que nunca se ha cumplido. Pero la cortedad de miras de los políticos de PSOE y PP de ambas autonomías no les permite coordinar esfuerzos en esa línea, sino que les lleva a trabajar en líneas opuestas e incluso enfrentadas.
Pero si alguien cree que el problema del agua es exclusivo del sur de Castilla, está muy equivocado. Los altos cargos de la administración del Estado ya han dejado claro en varias ocasiones que el agua del Ebro es «intocable» y que si se necesitan nuevos trasvases a Levante estos saldrán de nuevas derivaciones desde el Tajo (en concreto manteniendo el Tajo-Segura y llevando a cabo el trasvase del Tajo Medio) y/o llevando a cabo nuevos trasvases desde el Duero a Levante, pasando por el Tajo. Luego, de una forma o de otra, una vez más seremos los castellanos quienes, poniendo el interés de España por encima de nuestros intereses, renunciaremos a nuestro agua, a nuestro desarrollo y a nuestro futuro para abastecer a Levante y llenar sus bolsillos con los beneficios que el agua reporta.
Desde una visión castellanista del problema del agua, mientras no estén asegurados y afianzados tanto el consumo humano como el desarrollo económico de las cuencas hídricas castellanas (empezando por las actualmente cedentes, como el Tajo o el Júcar), es impensable plantear un trasvase de agua a otra zona de España, máxime cuando el agua sale de una Comunidad pobre para mantener y potenciar el desarrollo de las comunidades ricas, o cuando, como es el caso de Almería, dispone de agua desalada que luego quiere vender a Barcelona porque no utiliza y le es más rentable esa venta al disponer de agua suficiente y barata gracias al Tajo.
Por desgracia, mientras en Castilla no tengamos una visión política de primar nuestro desarrollo antes que el de las demás comunidades españolas, seguiremos viendo cómo nuestros gobernantes miran para otro lado ante manifestaciones como las del Presidente Zapatero de hace unos días, cuando dijo claramente «No tenemos una posición a favor de la derogación del trasvase con plazo fijo de 2015».