En primer lugar, hay que recordar el impacto real en la ciudad y en la provincia de la UBU. Gracias a la presencia de la Universidad de Burgos, se destinan a la economía burgalesa los 56 millones de euros anuales de su presupuesto, con unos retornos económicos anuales de casi 200 millones de euros de actividad asociada y de casi 100 millones de euros de renta asociada, además de unos 2.200 empleos privados asociados a la existencia en nuestra ciudad de la Universidad. La UBU mantiene más de 1.000 empleos directos, de los cuales unos 750 son profesores e investigadores, la mayoría de los cuales son doctores, que difícilmente residirían en Burgos de no existir la universidad.
La Universidad de Burgos cuenta con más de 8.000 estudiantes anuales, que evitan que más de 5.000 jóvenes burgaleses marchen a estudiar fuera o sencillamente se queden sin acceder a la Educación Superior; además se atraen a cerca de 3.000 jóvenes de otras provincias, con el dinamismo económico y social que ello genera. Así mismo, miles de personas más asisten a otras actividades, de elevada calidad, promovidas por la UBU como la Universidad de la Experiencia, los Cursos de Verano, los programas de UBU Abierta, los Cursos de Idiomas, las actividades deportivas, los congresos y simposios, la programación formativa de la Fundación de la UBU, etc…
Finalmente hay que destacar aspectos menos evidentes del retorno económico, científico, educativo o cultural de la UBU en Burgos, como son los cientos de proyectos y contratos de investigación que se realizan, que se traducen no solo en el avance general de la ciencia a través de publicaciones científicas, sino en eficaces colaboraciones universidad- empresa con el sector industrial y tecnológico de Burgos, que resuelven los problemas del tejido empresarial y mejoran la competitividad y la capacidad de atracción industrial de Burgos, la verdadera capital económica de Castilla y León.
Sin embargo, y a pesar de la significativa contribución de la Universidad a la vida económica, social, educativa y científica de Burgos, también existen serias amenazas para explotar con éxito su potencial futuro. La UBU debe diseñar propuestas imaginativas para capear el temporal del descenso demográfico de nuestra población joven, en un mundo con una fuerte oferta universitaria, implantando de manera generalizada, y con agilidad y decisión, enseñanzas on-line y docencia en inglés, que permitirán captar alumnos en esa aldea global en que se ha convertido el planeta. Es preciso también que la Junta de Castilla y León deje de torpedear las legítimas aspiraciones de la UBU a implantar nuevas titulaciones del área sanitaria, como Medicina, Farmacia y Fisioterapia, de fuerte demanda profesional y social, con un fuerte interés por parte del alumnado.
Así mismo la máxima institución universitaria burgalesa debe apostar sin complejos por el papel referente de Burgos como campus privilegiado para la enseñanza de la lengua castellana a extranjeros, vehicular la difícil tarea de extender las actividades de la UBU al conjunto del territorio provincial, mejorar los ámbitos de colaboración y de generación de sinergias con las instituciones y las empresas burgalesas, así como con las universidades de todo el mundo que evidencien coincidencias con los ámbitos de trabajo de nuestra Universidad.
La UBU es una universidad joven y de modestas dimensiones, que precisamente por ello puede ser más ágil y eficiente para adaptarse a realidades complejas y cambiantes, siendo fiel a su objetivo de generar una docencia y una investigación de calidad al conjunto de la sociedad en la que está inmersa.
(Artículo de opinión de Luis Marcos publicado en: http://burgosconecta.es/blogs/latenadadelcomun/2016/09/09/el-futuro-de-la-ubu/#more-334)