El próximo día 31 de enero se presenta en Madrid, con motivo de la Feria Internacional del Turismo (FITUR), un nuevo canal de televisión digital destinado a promocionar Castilla-La Mancha como destino turístico. ¿Toda Castilla-La Mancha? Pues nadie lo diría, a tenor del nombre elegido para dicho canal: Manchatur.
A pesar de que el nombre oficial de dicho canal es Castilla-La Mancha Turismo Televisión, el nombre de «marketing» elegido obvia a la gran mayoría del territorio de esta comunidad autónoma, en concreto a todas aquellas comarcas que no son La Mancha (La Alcarria, la Serranía conquense, los Montes de Toledo, el Señorío de Molina, La Sagra, las Tierras de Talavera, la Sierra del Segura, Almansa, etc.)
A pesar de que se trata de una iniciativa privada, en TIERRA COMUNERA (TC) entendemos que la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha debe actuar para evitar un agravio comparativo de tamaño calibre. Y más aún si la empresa que gestiona dicho canal ha recibido cualquier tipo de ayuda oficial para la creación del mismo o de sus contenidos, ya que este nuevo canal será la imagen que se dé al mundo de esta comunidad autónoma. No obstante, desde TIERRA COMUNERA (TC) tememos que esta petición caerá irremediablemente en saco roto en el seno de la institución que dirige el Sr. Barreda, institución que ha hecho gala desde su creación de un afán «mancheguizador» y » que trata de borrar cualquier rastro de castellanidad en lo que fue hasta 1982 Castilla la Nueva.
Castilla-La Mancha surgió hace veinticinco años, cuando los líderes políticos de las cinco provincias hoy castellano-manchegas muchos de ellos aún hoy en sus poltronas decidieron crear una comunidad autónoma en la que poder seguir siendo los caciques mayores, donde poder hacer y deshacer a su gusto. La creación de Castilla-La Mancha estuvo marcada por dos hechos especialmente graves: el primero, no someter a referéndum popular la decisión de crear una nueva comunidad autónoma (¿cuántos castellanos nuevos habrían aceptado la nueva división administrativa si se hubiesen ofrecido democráticamente otras alternativas?); y el segundo, rechazar la petición que hizo la provincia de Madrid de integrarse en la nueva autonomía (para que así los caciques de Castilla-La Mancha pudieran vivir del cuento sin nadie que los molestase).
Y para la nueva comunidad autónoma hubo que crear símbolos nuevos y artificiales, como la bandera (variación del pendón carmesí castellano) e incluso un nombre (¿por qué Castilla-La Mancha y no Castilla-La Alcarria, Castilla-Señorío de Molina o Castilla-Tierras de Talavera?) Pero lo más importante para que los dirigentes pudiesen justificarse era dar una identidad al nuevo ente administrativo. No obstante, la Junta de Comunidades no recurrió para ello a un elemento común a todos los habitantes de la autonomía, que es el ser castellanos, sino que intenta desde hace veinticinco años «mancheguizar» y, sobre todo, descastellanizar las zonas de esta autonomía que no son la comarca de La Mancha. Ejemplos como el Territorio La Mancha, el centenario del Quijote cuando toda la comunidad autónoma se llenó de molinos de viento o la presumiblemente intencionada equiparación de los términos «manchego» y «castellano-manchego» hay muchos, a los que se une ahora Manchatur.
TIERRA COMUNERA (TC) exige al presidente Barreda y a la Junta de Comunidades que velen por la heterogeneidad de Castilla-La Mancha y que se promocionen todas sus comarcas por igual. Y el primer paso es evitar que el primer canal turístico de la comunidad porte sólo el nombre de la gran comarca de La Mancha.