«La sangre de los Padilla, Bravo y Maldonado que corren por vuestras venas y el ardimiento de que guardan memoria estos pueblos de las comunidades, garantizan el éxito de nuestras aspiraciones y deseos». Así concluye el manifiesto del Pacto Federal Castellano que, por primera vez desde 1869, se ha vuelto a escuchar esta mañana en la Plaza de la Fuente Dorada de Valladolid. No ha contado con el mismo respaldo que 144 años atrás, cuando más de 7.000 ciudadanos se manifestaron para reclamar el «reconocimiento institucional de Castilla como pueblo diferenciado», pero sí con el mismo sentimiento de unos cuantos militantes del PARTIDO CASTELLANO (PCAS).
«No es un acto de nostalgia, sino cargado de futuro. El compromiso con la democracia, el federalismo, una sociedad más justa y progresista, son valores que siguen igual de vigentes en un tiempo de crisis económica feroz y de valores, provocada por la corrupción, que alientan una falta de confianza hacia los políticos y los empresarios», anunció el secretario de Organización del PCAS, Luis Marcos, justo antes de proceder a la lectura del manifiesto del Pacto Federal Castellano que vio la luz después de la Revolución de 1868 y la instauración de la República Democrática Federal en España.
«Celebramos esta efeméride como nacimiento del Castellanismo moderno y ante la necesidad y deseos de gran parte de la sociedad castellana contemporánea de un cambio de modelo político en el Estado español, similar al de hace 144 años», sostienen los castellanistas.
Casi siglo y medio atrás, la Asamblea de representantes de la Federación Castellana reconoció y declaró que «la forma de gobierno que entraña y ha de realizar el ideal del partido republicano es la República Democrática Federal». Una forma de gobierno que «lejos de determinar el rompimiento de la unidad nacional, exige y estrecha más íntimamente, una vez que la federación sólo supone libertad de organizarse y vivir cada Estado como lo estime más conveniente, pero sin infringir ninguna de las verdades económicas y morales sancionadas por la justicia universal, ni mucho menos ninguno de los derechos individuales que constituyen y son inherentes a la personalidad humana».
144 años después, el grito se ha repetido. Puede que la audiencia no haya sido ni parecida, pero sí el espíritu del mensaje: «Todo por la República Democrática Federal; o salvar la honra de España o perecer en la demanda».
(Fuente: últimoCero)
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