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Castilla nos une

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El precio de la corrupción. (Diciembre 2014)

Los cuarteles generales del PP y del PSOE están de estampida ante el terremoto electoral que se avecina en pocos meses, que actuará como certificado de defunción del sistema bipartidista de la Transición, que ambos grandes partidos han monopolizado durante 35 años, y que al dirigirlo como un cortijo, les hace a los ojos de la ciudadanía, responsables inconfundibles no solo del drama de la crisis económica, sino también del lodazal institucional y político en que ha embarrancado de manera definitiva el modelo constitucional gestado en 1978. Y lo que más aterra a Mariano Rajoy y a Pedro Sánchez, es que a estas alturas, ningún conejo sacado de la chistera distraerá a la gran masa de votantes que no volverá a confiar en las papeletas de la gaviota y del puño y la rosa para la titánica misión de sacar al país de su particular hundimiento, ofreciéndole un futuro cuando menos trufado de alguna dosis de esperanza.

 

Los datos demoscópicos sí que son transparentes; así, la corrupción, que ya era el principal problema de los españoles, tras el paro, según el CIS para el 44% de los españoles hace tres meses, ahora ha alcanzado la insoportable cifra del 66%. Y según el Informe Eurostat (Febrero 2014): el 95% de los españoles cree que la Corrupción está muy generalizada en su país. Y es que corrupción, crisis económica y empobrecimiento de la calidad democrática, han caminado de la mano durante los últimos años.

 

Según un riguroso estudio de la Universidad de Las Palmas (2013), la Corrupción nos cuesta en España 40.000 millones de euros al año; casi 4.000 euros anuales por familia. La propia Comisión Europea (2012) estima la Corrupción en la Unión Europea en 120.000 millones de euros al año (luego un porcentaje significativo de la misma se sustancia en España). La corrupción no es a los ojos de los españoles cosa de “cuatro golfos” como afirman con la boca pequeña Rajoy y Sánchez. Son ya 1.800 causas por corrupción las que investigan los juzgados y 800 los políticos, empresarios, sindicalistas y funcionarios imputados.

 

España ha sido objeto de un saqueo sistemático y despiadado que haría temblar al mismísimo Drake. Una corrupción que creció como una hiedra al calor de la especulación urbanística y el boom de la vivienda, un periodo el que vivimos entre 2002 y 2009 en que se construyeron entre 600.000 y 900.000 viviendas anuales. En 8 años, casi 6,5 millones de viviendas. En 2012 solo 34.000. Ahora tenemos 800.000 viviendas nuevas sin vender, de las cuales 150.000 son invendibles, y convivimos con 3 millones de viviendas vacías, mientras desahuciamos de sus casas a quienes no pueden pagar una hipoteca. Un periodo de tiempo en que el precio de la vivienda en España pasó de 300 €/m2 en 1995 a 3.000 €/m2 en 2007 (creció un 1.000% en 12 años). Unos años, entre 1995 y 2008, en que la superficie edificada en España aumentó en un 50%. Y claro, al calor de la obra, el suelo rústico pasaba a urbanizable con un incremento de 100 veces en su valor. Un tercio de todos los billetes de 500€ de la Unión Europea circulaban por España, se generaba una salvaje especulación, con grandes beneficios sin riesgo ni inversión, todo ello aderezado por la Corrupción, con su monopolio del suelo, los favores municipales en la recalificación, el cobro de comisiones, el dinero negro en pago de vivienda…

 

Y a la vivienda se añadió el expolio de las arcas públicas en proyectos faraónicos e innecesarios, todos ellos trufados de escandalosos sobrecostes, como las Ciudades del Medio Ambiente, de la Cultura, de las Artes, de las Ciencias o de lo que fuera necesario; los tranvías multimillonarios en ciudades de medio pelo, los aeropuertos sin aviones, los AVE“s, el Proyecto Castor, las autopistas radiales de Madrid o el saqueo multimillonario de nuestras históricas Cajas de Ahorros. El portal Teinteresa.es cifra en 15.200 millones el despilfarro o sobre coste de los 30 mayores proyectos de esa época.

 

El precio que hemos tenido que pagar por la Corrupción es demasiado elevado. En el periodo 1990-2014, nos ha supuesto 960.000 millones € (casi la deuda pública actual de España); ni más ni menos que un 4% anual del PIB. La corrupción encarece obras y servicios, el famoso “3%”, empeora la calidad de las obras ejecutadas y de los servicios públicos prestados, machaca la Competitividad y Productividad Empresarial y de España, ya que “no importa lo bien que hagas las cosas, sino lo buenos que sean tus contactos e influencias”, genera una economía sumergida, el 20% del PIB, alimenta el fraude fiscal (40.000 millones € al año) y la ingeniería fiscal de grandes empresas que reducen sus impuestos, y evaden sus fortunas hacia los paraísos fiscales.

 

La corrupción genera desánimo en los honrados, alarma en la sociedad y extiende el contravalor de la amoralidad. Extiende medios de comunicación comprados, que privan a la sociedad de información independiente, veraz, plural y objetiva, empobrece a los sectores más débiles de la sociedad, priva de recursos públicos a los colectivos más necesitados (parados, jóvenes, mujeres, colectivos sociales…), a las pequeñas empresas y autónomos. La corrupción, además, potencia la desigualdad social (España el segundo país de Europa con mayor brecha económica entre los más ricos y los más pobres). En nuestro país, el 10% que menos tiene, gana un 13% menos que antes de la crisis, mientras que el número de millonarios crece un 17% anual (son 400.000 y se incrementa en 47.000 al año). Tenemos ya un 22% de la población por debajo del umbral de pobreza, 5.500.000 parados, un millón de jóvenes a quienes hemos echado al extranjero, 300.000 desahucios, de los cuales el 40% es de su primera vivienda. Según Cáritas, sus comedores sociales atienden a dos millones de personas, frente a 370.000 antes de la crisis, y se reconoce que hay, en un país teóricamente desarrollado como España, 30.000 familias con niños que pasan hambre.

 

El precio que hemos tenido que pagar por la Corrupción es demasiado alto, y habrá dejado por el camino a cientos de miles de nuestros conciudadanos, como para pensar en esa especie de “Amnistía sobre la Corrupción” con que coquetean el PP y el PSOE. Somos muchos, somos la mayoría, los que no vamos a perdonarles y quienes no vamos a parar hasta analizar hasta el último euro público gastado en las décadas pasadas, y quienes no estaremos quietos hasta que los culpables, todos los culpables, acaben con sus huesos en la cárcel, y hasta que encontremos hasta el último billete que hayan escondido en el más remoto rincón del planeta, para resarcir, siquiera un ápice, tanto dolor y tanto sufrimiento causado a un pueblo honrado, que nunca se mereció tener como gobernantes a esta manada de codiciosos ladrones.

 

(Fuente: http://burgosconecta.es/blogs/latenadadelcomun/2014/12/11/el-precio-de-la-corrupcion/#more-138 )

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