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Castilla nos une

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EL SIGNIFICADO DEL 23 DE ABRIL HOY. Andrés R. Amayuelas. Secretario General JCC. (21/09/2001)

EL SIGNIFICADO DEL 23 DE ABRIL HOY
Andrés R. Amayuelas. Secretario General JCC

La fecha del 23 de Abril ha tenido siempre un doble significado. Por una parte ha significado la defensa de las señas de identidad castellanas, de nuestra historia, de nuestra cultura y nuestra forma de ser y por otra la apertura al mundo y la reivindicación del mismo trato para otros que el que reclamamos para nosotros mismos.
La Revolución Comunera de 1520-22 se levanta contra las pretensiones de Carlos V de cambiar las formas de gobierno del Reino, entregar los puestos rectores de la administración a extranjeros y expoliar los recursos económicos de Castilla para financiar sus ambiciones imperiales. A la par se desarrollan otras reivindicaciones claramente políticas y sociales, limitando el poder de la nobleza, introduciendo comportamientos protodemocráticos y promoviendo el desarrollo industrial de Castilla. Así mismo destaca entre las reivindicaciones de la Santa Junta de Avila el que a los indios del nuevo continente se les trate como ciudadanos castellanos, el primer alegato por los pueblos indígenas.

Durante el S. XVIII asistimos en Castilla a la aparición de multitud de «Sociedades de Amigos del País» que se preocupan por la necesidad de libertades y de un mayor progreso humano, tecnológico y económico para nuestra tierra frente al «despotismo ilustrado» de los Borbones. Varias de estas sociedades presentan un fuerte interés por la historia castellana y en su seno empieza a recuperarse y a mitificarse el episodio de los Comuneros del S. XVI.

En la primera mitad del XIX el liberalismo castellano es especialmente fuerte, tanto por su destacado papel en la lucha contra el invasor francés, como por su implantación popular y su destacada intervención en todos los procesos constituyentes. La articulación política de este castellanismo gira en torno a sociedades secretas de fuerte componente democrático, federalista y republicano que no tienen ningún reparo en llamarse «Lo hijos de Padilla», «Los Comuneros», … Estas sociedades fueron extraordinariamente activas y contaron entre sus filas con personajes como Riego, El Empecinado, Espronceda o Larra y fueron perseguidos con saña por los absolutistas. El Empecinado, organizó una expedición a Villalar en busca de los tres capitanes ejecutados en esa villa y, encontrando restos humanos que atribuyó Bravo, Padilla y Maldonado los trasladó con gran ceremonia a la Catedral de Zamora, donde fueron enterrados. Estos hechos de exaltación del espíritu comunero tuvieron su punto central en un homenaje a los comuneros en Villalar el 23 de Abril de 1821.

Los restos del movimiento liberal progresista y castellanista se transformaron a finales del XIX en el ala federalista del Partido Demócrata Republicano, antecedente del actual PSOE, y proclamaron en el Pacto Federal Castellano de 1869 la federación de los estados de Castilla La Vieja y Castilla La Nueva, que reunía en una misma entidad política a las diecisiete provincias castellanas.

Durante el primer tercio del S. XX asistimos a un tímido resurgir de la conciencia regionalista como reacción al proceso autonomista catalán. Culmina este proceso con la elaboración, durante la II República, de un proyecto de Estatuto que fue abortado por la sublevación fascista del 18 Julio. A finales de la dictadura se recupera el carácter reivindicativo del 23 de Abril, uniendo las reivindicación de libertad y democracia a la de un Estatuto de Autonomía para toda Castilla.

Hoy, a las puertas del S.XXI, acudir a Villalar es gritar bien fuerte que estamos orgullosos de ser castellanos, que tenemos una cultura de al menos 1200 años, que demandamos un estado federal simétrico para todos los pueblos europeos. Pero estoy convencido de que la liberación nacional de Castilla no será efectiva si no solucionamos a la vez los problemas que nos aquejan: paro, despoblación, envejecimiento, exclusión social, carestía de la vivienda, degradación medioambiental, desigualdad norte-sur, esclavitud infantil, hambre, … Declararse «comunero», a día de hoy, significa defender la Soberanía Popular, que reside en el común, y que por tanto no puede ni debe ser ostentada por una clase política con intereses propios, significa ponernos al lado de los que desde abajo constituyen el cuerpo social y no desde los que desde arriba detentan el poder. Defender el común es defender la productividad, defender – contra la especulación y el clientelismo de las subvenciones – la viabilidad de ser y sentirse útil ejerciendo un trabajo que enriquezca y no esclavice, un trabajo en unas condiciones que garanticen el reparto justo del esfuerzo, la racionalidad de las jornadas de trabajo, la formación permanente, el ocio digno y constructivo y la solidaridad internacional; impidiendo así que la explotación del trabajador en amplias regiones del mundo esté premiada además económicamente.

Andrés R. Amayuelas

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