Pero Lacalle, que pretende ser maestro en la distracción de la opinión pública con temas banales, para ocultarles lo esencial, pretende con esta propuesta, sacada de su chistera de embaucador, despreocuparse del debate fundamental: ¿Qué papel debe tener la Cultura en Burgos?, ¿Cómo puede contribuir la acción cultural, promovida desde el Ayuntamiento de Burgos a consolidar y vertebrar un nuevo modelo de ciudad más abierto y participativo, más social y pensado en la mayoría de la gente, y más sostenible y orientado en que la ciudad sea un espacio humano agradable para convivir.
La gestión administrativa de la Cultura por el Ayuntamiento, no depende en lo esencial de si la ejecuta un organismo autónomo como el IMC o el propio Consistorio, desde una Comisión Informativa. Empleados públicos, gestores culturales, programadores, colectivos, creadores, artistas, ciudadanos… seguirán siendo los mismos bajo una u otra fórmula. Lo relevante es afirmar que la Cultura es algo más que la programación rutinaria y carente de innovación, que el equipo del PP nos ofrece con desgana evidente, como una obligación burocrática y no como una acción transformadora.
La Cultura en Burgos no se limita a programar una serie de espectáculos que cada ciudadano puede asumir, según sus gustos personales, como un mero consumidor; quizás poca gente sepa que desde el Área de Cultura Municipal se diseña una oferta educativa que ofrece a los centros escolares actividades formativas que benefician a decenas de miles de escolares cada año, que se gestionan las fiestas de la ciudad y las fiestas de los barrios, que se diseña la promoción turística de la ciudad, que se mantienen los colegios de educación primaria, que se facilitan decenas de locales a colectivos culturales, recreativos y sociales, que se programan actividades de teatro, danza, música, cultura tradicional, cine, etc.. en espacios como el Teatro Clunia, la Casa de Cultura de Gamonal, el Monasterio de San Juan, el Teatro Principal, el Auditorio, etc.. que se presentan exposiciones, se publican libros, se convocan premios literarios o artísticos, se convenían programas culturales con diversas entidades, etc… dentro de una pléyade de acciones que sería extensísimo siquiera solo citar.
La Cultura en Burgos, la administre como quiera el Ayuntamiento, necesita sin embargo y con urgencia una profunda renovación. Es preciso optimizar el uso de sus infraestructuras y dotaciones, muchos de cuyos ámbitos escénicos están profundamente infrautilizados, abriendo espacio a su cogestión junto a los colectivos de creación cultural de la ciudad, como por ejemplo se ha conseguido de manera notable con el antiguo Colegio San Pablo, hoy sede de la Universidad Popular para la Educación y la Cultura. Es preciso igualmente motivar a sus excelentes funcionarios y profesionales, que están hartos de ver su acción cotidiana bajo la lupa mediática y ciudadana por culpa de la negligente gestión de sus responsables políticos. Hay que actuar de manera coordinada con otras instituciones y entidades, que también realizan una programación cultural en la ciudad, como la Fundación Caja de Burgos o la Universidad de Burgos, entre otras, buscando sinergias y evitando contraprogramaciones. Y en pleno siglo XXI, es preciso abrir las ventanas a la transparencia y la participación, tras largos años de opacidad y oscurantismo, haciendo que la cultura no se cree en los despachos, sino que se debata y consensue con la pujante y dinámica pléyade de colectivos culturales de la ciudad. En la época de las colaboraciones que refuerzan a sus socios, es también necesario establecer redes junto a otras ciudades españolas y europeas, como defiende el Partido Castellano (PCAS).
Y si en algo considero que hay que priorizar, creo que debe ser en la incorporación de amplias capas de ciudadanos actualmente excluidos de la cultura, en las propuestas culturales del día a día. El disfrute de la cultura eleva la calidad de vida de los ciudadanos, refuerza su autoestima y su espíritu crítico, fortalece sus vínculos con la sociedad y con su entorno, y actúa como catalizador formativo. Los castellanistas reclamamos con ahínco que se establezca un diálogo fecundo con todos aquellos que en Burgos hacen y viven la Cultura todos los días, en lugar de privilegiar a élites, que por meros intereses económicos particulares mueven los hilos del poder en la ciudad.
(Artículo de Luis Marcos publicado en: http://burgosconecta.es/blogs/latenadadelcomun/2016/05/12/encrucijada-cultural-en-burgos/ )