Hoy miércoles 24, se ha inaugurado en el municipio vallisoletano de Villalar de los Comuneros el II Simposio Internacional de Historia Comunera que, bajo el lema «Imperio y tiranía, la dimensión europea de las Comunidades de Castilla», analizará hasta el viernes la influencia de estas revueltas en el momento en el que se produjeron y en siglos posteriores.
En la lección inaugural, el catedrático de Historia del Derecho de la Universidad de Salamanca, Benjamín González, ha trazado una panorámica acerca de las causas históricas donde hunde sus raíces el levantamiento de las Comunidades en 1520 y 1521, que se rebelaron contra la forma despótica con que la monarquía de Carlos ejerció su poder.
González ha situado el germen de las monarquías absolutistas en la Corona de Castilla, un territorio donde, «aunque con altibajos», los concejos habían tenido poder de decisión y se habían respetado sus fueros y privilegios.
El historiador ha aseverado que en este «convulso» periodo de la Baja Edad Media, en que se dieron conflictos entre el monarca y el pueblo, pero también entre este último y la nobleza, se puede aplicar la fórmula de que a mayor unión de los estamentos, menor poder del Rey, y ante fracturas entre sus miembros, afianzamiento de la monarquía absoluta.
Ha afirmado que, en la historia, las victorias nunca son completas y los ideales comuneros que fueron reprimidos en 1521 y se sumergieron bajo tierra, «como el Guadiana», afloraron años después, en las vísperas de las Cortes de Cádiz, a principios del siglo XIX.
El que estos movimientos estribaran desde la plebe, el peligro de hablar de ellos por miedo a la represión y la dificultad de comulgar con las creencias de los ya derrotados hicieron que algunos de los escritores contemporáneos de Bravo, Padilla y Maldonado, que trataron las revueltas de las Comunidades, se posicionaran en contra de su causa, ha explicado el catedrático de Historia del Derecho de la Universidad de Valladolid (UVa), David Torres.
El experto ha sostenido que estos autores atribuyeron este movimiento subversivo a la alta presión fiscal de la época, la «rapiña» de los extranjeros que rodeaban a Carlos V -nacido en Gante (Bélgica)-, la infracción «descarada» que habían cometido sobre las leyes castellanas dictadas por los concejos o la inhibición de los ministros y la nobleza ante estas actuaciones, entre otras.
En su ponencia, el historiador ha destacado el «enorme apoyo popular» que obtuvieron los comuneros, el cual algunos autores denotan que «fueron perdiendo poco a poco» hasta que la rebelión fue sofocada.
El presidente de las Cortes de Castilla y León y de la Fundación Villalar, José Manuel Fernández Santiago, ha incidido en su discurso de inauguración del simposio en que el movimiento comunero constituye hoy en día «una de las principales señas de identidad» de la comunidad autónoma, pues simboliza valores como la «libertad» y la «justicia».
Fernández Santiago se ha mostrado convencido de que los ideales de libertad, limitación de poder e igualdad de los ciudadanos «no yacen sepultados en los libros de historia», y ha situado este episodio como uno de los «más significativos» de la historia de Castilla y León, España y Europa.
(Fuente: EFE )
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