Desde luego que tiene que cambiar mucho las cosas en nuestra tierra para que de una vez por todas nos tomen en serio y se resuelvan las carencias ya históricas que padecemos. Y lo primero que debería de cambiar es el carácter castellano cada vez menos reivindicativo, más estoico y sufridor con todo lo que nos rodea.
¿Qué fue de aquel orgullo castellano, donde nadie era más que nadie y se decía que Castilla nunca fue de buenos hombres vacía? Da la sensación que una larga dictadura y unos mediocres y descastados políticos en la democracia nos han llevado a olvidarnos de que somos castellanos, de nuestras raíces, de nuestra gente y hasta de la madre que nos parió. Aquí nos quitan los trenes, no se hacen autovías, nuestras carreteras son tercermundistas, nuestro patrimonio se hunde, nuestros pueblos se quedan desiertos y no se mueve nadie. Las últimas manifestaciones del tren casi sin gente y encima de pocos, nos clava a multas nuestro progresista gobierno. Se hizo una gran manifestación y se ve que para la mayoría ya hemos subido al Aconcagua.
El más terrible de todos los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza muerta, decía Lorca. Tenemos que luchar con uñas y dientes por nuestro futuro. Nuestros hijos necesitan una comarca bien comunicada, donde unido a nuestro rico patrimonio cultural y natural, se sientan orgullosos de ser castellanos y ribereños, y puedan vivir en nuestra tierra sin tener que emigrar.
Lo que no puedo entender es como seguimos manteniendo a esos dos grandes partidos y no lo echamos del mapa político. Nada hizo el PP y el PSOE ahora hace los coros del abandono y la desidia hacia nuestra comarca. Al pan pan y al vino vino, por supuesto de Ribera. Cada vez que haya elecciones deberemos aguantar las mentiras, los embustes, las artimañas exculpatorias (la culpa siempre es de los demás) y todo seguirá sin hacerse. Todos somos culpables de lo que ocurre, tranquilillos en casa mientras todo sigue igual, perdiendo el tiempo en hablar de zarceras, barandillas, escupitajos y de los peces de colores, sin coger el toro por los cuernos.
Ya decía Platón que la justicia no es otra cosa que la conveniencia del más fuerte y en este Estado Español actual, los fuertes todos sabemos quienes son, estando Castilla y León cada vez más débil en gran parte por sus políticos siempre obedientes a sus partidos en Madrid, olvidando a su suerte las necesidades de su Comunidad. Castellanas y castellanos a ver si de una vez por todas espabilamos y aprendemos a defender lo nuestro para que no nos pisen más.
Todos somos necesarios para trabajar por nuestra tierra y necesitamos unidad y constancia para alcanzar las metas justas. Pero, como dijo Schopenhauer no hay ningún viento favorable para el que no sabe a qué puerto se dirige y debemos llegar al puerto de las grandes infraestructuras, de la sostenibilidad y del progreso. Sin olvidar que somos castellanos viejos, cansados de cuentistas y vividores, creyendo en el trabajo y en la necesidad de un futuro mejor.