El comienzo del siglo XXI está evidenciando el enorme papel económico, social y político que las ciudades están llamadas a jugar en las sociedades occidentales. Burgos, como cualquier urbe de nuestro entorno, debe resolver importantes retos para, dotar a sus ciudadanos de una creciente y sostenible calidad de vida, y al mismo tiempo competir adecuadamente con otras ciudades de nuestro entorno que aspiran a posiciones de hegemonía, que para nosotros supondrían inaceptables condiciones de subordinación.
Nuestra ciudad debe asumir la necesidad de resolver de manera eficiente, importantes cuestiones como favorecer la radicación de nuevos proyectos empresariales e industriales, que cree puestos de trabajo estables para nuestros jóvenes mejor formados, la adopción de un diseño de movilidad y transporte más racional en el centro de la ciudad, la armonización del crecimiento urbanístico de la ciudad y su alfoz, o la definición de un modelo de ciudad que apueste por la calidad de vida de una ciudadanía participativa, exigente y crítica. La relación de nuestra ciudad con las grandes infraestructuras que desarrolla estratégicamente el Estado, constituye una prioridad que determinará de forma decisiva la capacidad de la ciudad para resolver los otros retos que tiene planteados.
Desde hace aproximadamente quince años (gestionados a partes iguales por los grandes partidos estatales, PP y PSOE), los responsables del Gobierno Central han marginado deliberadamente a nuestra ciudad de los grandes proyectos en infraestructuras, ya sea unas veces olvidando algunas actuaciones imprescindibles, ya sea en otras ocasiones aceptando determinados proyectos, pero con unos ritmos y presupuestos que alargan de forma ostentosa su ejecución material, como es ostentoso con las circunvalaciones de nuestra ciudad. Mientras, determinados ejes de comunicaciones, que contaban a nuestra ciudad como uno de sus nodos de referencia, en la actualidad se están trasladando hacia otros ámbitos regionales y urbanos, dejando a Burgos en una situación periférica.
En este sentido cabe recordar que, tanto el Plan Viaria diseñado por los ejecutivos de Aznar, como el actualmente vigente PEIT (Plan Estratégico de Infraestructuras del Transporte) del gobierno de Zapatero, olvidan completamente el ferrocarril directo Madrid-Burgos, la liberación del peaje de la AP-1 entre Burgos y Miranda de Ebro, o la conexión directa, mediante autovía, entre Burgos y Santander por Las Merindades, retrasando además hasta el horizonte ¡del 2020! algunas actuaciones, como las autovías de Burgos a Aguilar de Campoo o Logroño, o el Eje del Duero.
Los burgaleses no deberíamos ver con pasividad como nuestra posición central en la conexión viaria entre Madrid y Francia, por el País Vasco, está siendo desplazada hacia el este, a través del actual AVE a Barcelona, o a través de Pamplona. Del mismo modo la comunicación entre el centro de España y Cantabria, ha dejado de tener a Burgos como referencia para desplazarse al oeste por Valladolid y Palencia. Del mismo modo, la histórica conexión entre el Cantábrico y el Mediterráneo, que a través de Burgos vertebraba los abandonados territorios de Soria y Teruel, se ha desviado hacia el norte, utilizando el eje del Ebro como itinerario que vuelva a marginar a Burgos. Finalmente, la oportunidad que podía suponer la inclusión de Burgos en la red de Alta Velocidad Ferroviaria, dejará de serlo, ante la decisión gubernamental de relegar la conexión Valladolid-Vitoria a unas fechas en las cuales, la mayor parte de las capitales españolas ya cuenten con esta infraestructura.
Burgos, y decirlo ya es desgraciadamente una obviedad, está progresivamente siendo aislada de los grandes ejes vertebradores del territorio español del siglo XXI, y eso complica drásticamente las opciones de futuro de nuestra ciudad. Los agentes sociales y económicos de Burgos deben asumir como una obligación el actuar de forma reivindicativa contra la discriminación que se ejerce contra nuestra tierra, y los actores políticos del PP y del PSOE burgaleses deben de saber que su compromiso con los ciudadanos de Burgos está por delante de sus devociones y lealtades partidistas.
Luis Marcos, secretario general de TIERRA COMUNERA (TC).