1. INTRODUCCIÓN
1.1. CASTILLA, UNA NACIÓN OLVIDADA POR LA DEMOCRACIA ESPAÑOLA.
En Castilla, como en el resto del Estado Español, la consecución de las libertades democráticas como resultado del proceso de la Transición Española de la segunda mitad de la década de los setenta, generó unas enormes expectativas. Los castellanos confiaban en que el nuevo Estado, articulara la materialización de todas las libertades democráticas, tanto colectivas como individuales, que se practicaran políticas más igualitarias, avanzando en el terreno del bienestar colectivo y de la justicia social. Así mismo, numerosos sectores sociales castellanos, anhelaban la obtención de una plena autonomía para Castilla, como elemento inseparable de la lucha por las libertades democráticas.
Las primeras concentraciones en Villalar de los Comuneros, multitudinarias y populares, bajo los gritos colectivos de «Libertad y Estatuto de Autonomía», o «Castilla entera se siente comunera», evidenciaban claramente que, para el sector más dinámico y progresista de la sociedad castellana, la consecución de la democracia estaba íntimamente asociada a la recuperación del autogobierno para la nacionalidad castellana.
El proceso de redacción de la Constitución Española, y el otorgamiento de los sucesivos Estatutos de Autonomía, a las diferentes comunidades en que se fue estructurando el ya denominado Estado de las Autonomías, generó una importante frustración en los sectores populares castellanos. El nuevo Estado Español, que pagó en parte su deuda con las nacionalidades periféricas, fue incapaz de reconocer la existencia de Castilla, troceando su territorio en cinco comunidades, con un importante sesgo de artificialidad histórica, dotadas de unos Estatutos mínimos, vacíos de competencias, carentes de presupuestos, y claramente discriminatorios frente a las comunidades que alcanzaron la autonomía de la mano del artículo 151 de la Constitución Española.
Cuando en la actualidad se habla de una relectura federal de la Constitución, del reconocimiento de los hechos diferenciales, o del mayor protagonismo de las naciones sin estado, dentro del conjunto europeo, parece claro que, el papel de los nacionalistas castellanos, pasa por defender el reconocimiento de Castilla como nación, su articulación territorial, con un pleno autogobierno en el seno de España y Europa, así como el desarrollo de políticas socioeconómicas y culturales que den solución a los problemas específicos de nuestro pueblo.
1.2. UN ANÁLISIS DE LA SOCIEDAD CASTELLANA.
En lo que se refiere al marco socio-político de nuestra Castilla, los problemas por los cuales atraviesa nuestra tierra, manifiestan un carácter de crisis claramente estructural, y que pueden globalmente recibir el calificativo, de una situación colonial dentro del Estado Español.
En el terreno cultural, económico y político, el pueblo castellano, se encuentra carente de referentes autoidentitarios, siendo instrumentalizado en beneficio de intereses ajenos a su auténtica realidad.
La cultura castellana, una de las más ricas, plurales y diversas de Europa Occidental, se encuentra marginada y oculta, está relegada por unas administraciones incompetentes, que temen y desprecian, al potente bagaje cultural del pueblo castellano, potencial germen movilizador de los sectores más protonacionales de Castilla. Nuestra nación, poseedora de un enorme patrimonio cultural, histórico, monumental y popular, ve desgraciadamente como se pierden día a día, elementos insustituibles de nuestra cultura, que no son patrimonio exclusivamente de los castellanos, sino de toda la Humanidad.
La realidad castellana, desde el punto de vista de la economía, puede calificarse como un saqueo y empobrecimiento continuado por parte de las clases dirigentes del Estado Español. El territorio castellano es conceptuado como productor de energía barata, ahorro financiero, recursos hidráulicos, materias primas agropecuarias, mineras o forestales. Nuestro papel dentro de la estructura económica del Estado es absolutamente subsidiario evidencia una profundización de los problemas asociados al despoblamiento de comarcas enteras, al envejecimiento de la población, y al exterminio del modelo de vida en el medio rural. La ausencia de un referente político e institucional claro en Castilla, imposibilita la adopción de medidas que permitan abordar la solución a esta crisis estructural.
Algunos aspectos, sin embargo, indican que han surgido nuevas circunstancias, que merecen ser destacadas, por cuanto suponen una llamada a la esperanza, en el proceso de construcción nacional castellano:
El avance de la colaboración existente entre las comunidades autónomas castellanas, materializado en iniciativas como el Camino de la Lengua (Rioja, Castilla-León, Madrid), la presencia turística conjunta en ferias internacionales (Madrid, Cantabria, Castilla-León), o muy especialmente el Consejo de las Comunidades Castellanas.
Cada vez se asume más claramente desde los organismos institucionales, la existencia de una raíz castellana común a las cinco comunidades. Véase a este respecto la polémica sobre la denominación «Vinos de la Tierra de Castilla», o las encuestas que revelan la existencia de un amplio sector poblacional en Cantabria favorable al establecimiento de vínculos con Castilla.
1.3. LA EVOLUCIÓN DE TIERRA COMUNERA PARTIDO NACIONALISTA CASTELLANO.
Las elecciones de JunioÕ99 han marcado un antes y un después en la trayectoria de de TIERRA COMUNERA PARTIDO NACIONALISTA CASTELLANO (TC-PNC). Tras casi 12 años de historia a nuestras espaldas, lo que algunos consideraban una utopía inalcanzable se ha conseguido. El nacionalismo castellano ya no es sólo un sueño romántico, refugio de un puñado de idealistas castellanistas. Los comicios de JunioÕ99, y sus espléndidos resultados electorales, principalmente en Burgos, han evidenciado que el proyecto del nacionalismo castellano, puede ser también compartido por sectores numéricamente importantes dentro de nuestro pueblo. Todos los analistas que, con suficiencia, afirmaban que Castilla nunca asumiría embarcarse en una aventura nacionalista, han quedado descalificados por el éxito conseguido por un puñado de esforzados militantes castellanos.
En diciembre de 1988, nuestro Congreso fundacional de Soria, marcó nuestro particular cruce del Rubicón, embarcándonos en una aventura política que no tenía punto de retorno. Muy pocos han perseverado de aquel pequeño grupo inicial.
El segundo Congreso Nacional, realizado en Huete, en febrero de 1991, se caracterizó por la necesidad de superar las defecciones, de bajas cualificadas dentro del núcleo fundacional del partido. Desarrollar las escasas agrupaciones, comenzar a dotarnos de unos documentos internos de consistencia (Estatutos, Bases Ideológicas,…), y afrontar nuestros primeros comicios electorales municipales y autonómicos, fueron retos que se consiguieron casi de forma completa.
El tercer Congreso Nacional, celebrado en marzo de 1994, vino marcado por el importante crecimiento experimentado por el partido, y por un profundo debate ideológico y estratégico, así como por nuestra participación en las elecciones europeas, dentro de la Coalición por la Europa de los Pueblos. Éste fue el congreso de la madurez y la estabilidad interna, del mismo modo que supuso nuestro espaldarazo externo, como organización representativa del nacionalismo castellano.
El cuarto Congreso Nacional, materializado en Valladolid en marzo de 1997, significó un cierto continuismo y consolidación, en el devenir de nuestra organización. Veníamos de la euforia de las elecciones de MayoÕ95, con la consecución del primer lugar dentro del plural espectro del castellanismo político, así como un importante crecimiento de los votos y concejales obtenidos.
Nuestro reciente V Congreso Nacional de Puertollano (Ciudad Real), realizado en diciembre de 1999, viene marcado por la alegría de unos muy buenos resultados en las elecciones de JunioÕ99, así como por un importante crecimiento de la mayor parte de nuestras agrupaciones territoriales. En esta última Asamblea Nacional, se han tomado los acuerdos necesarios para definir el sendero que tiene que seguir nuestra organización para avanzar ya, de forma decidida, en la implantación de nuestro proyecto nacionalista en Castilla.
Electoralmente hablando, la primera comparecencia política de TIERRA COMUNERA-PARTIDO NACIONALISTA CASTELLANO (TC-PNC), tuvo lugar en las autonómicas y municipales de 1991, cosechando en toda Castilla unos exiguos resultados: 2.817 votos. Desde entonces nuestra formación, ha concurrido a todos los comicios autonómicos, municipales, generales y europeos convocados (hasta completar un total de 10), creciendo siempre en número de votos, hasta alcanzar los 24.408 sufragios de las elecciones autonómicas de Junio de 1999.
En cuanto a las elecciones municipales, en 1991 presentamos listas (sin contar las EML) en 5 municipios, sin obtener concejales; en 1995 en 25 municipios, reuniendo 23 concejales; y en 1999 en 65 municipios (incluyendo ciudades como Aranda de Duero, Burgos, Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara, Madrid, Miranda de Ebro, Palencia, Puertollano, Salamanca, Segovia o Toledo), habiendo obtenido 44 concejales. En la actualidad, los cargos electos de TIERRA COMUNERA-PARTIDO NACIONALISTA CASTELLANO (TC-PNC), son más de un centenar, entre concejales y miembros de Juntas Vecinales, destacando como cargos públicos, casi una veintena de alcaldes. Especialmente orgullosos estamos de nuestra representación en las grandes instituciones: un diputado provincial en la Diputación de Burgos, un procurador en las Cortes de Castilla y León, y tres concejales en el Ayuntamiento de Burgos.
1.4. LAS ELECCIONES GENERALES DEL 12 DE MARZO DEL 2000.
La noticia de una nueva convocatoria electoral se va convirtiendo, año tras año, en un acontecimiento excesivamente habitual. En esta ocasión, los ciudadanos acudirán a las urnas bajo el bombardeo mediático de los grandes partidos estatales y centralistas, interesados en satanizar al nacionalismo, a las identidades de los pueblos, o a la posibilidad de construir una España federal, basada en la soberanía de sus diferentes pueblos, y comprometida en vertebrar una Europa plural y progresista.
Los comicios electorales, a través del sufragio universal y directo, es uno de los puntos básicos de cualquier democracia moderna. Y sin embargo, Àpor qué surge actualmente una apatía tan generalizada? ÀPor qué los castellanos, acostumbrados a acudir año tras año a las urnas, empiezan a preguntarse que valor real tiene su voto?. No es sorprendente, y es que, elección tras elección, Castilla y los castellanos observamos como nuestros más legítimos intereses se ven marginados, nuestros pueblos arrinconados, nuestro tejido productivo es desmantelado y nuestros jóvenes emigran por falta de trabajo.
Ante nosotros, se presenta una nueva ocasión de hacer oír nuestra voz. Castilla, un pueblo sin fuerza institucional, sin una estructuración política genuina y transparente, sin unos políticos comprometidos con sus pueblos y ciudades, se asoma al umbral del siglo XXI con una mezcla de desconfianza e incertidumbre.
El reto que se nos presenta es duro, pero no por ello menos atractivo. La situación política es acuciante. En un momento en que la corrupción entumece los mecanismos democráticos, el consumismo individualista nos hace olvidar el interés colectivo y los partidos estatales nublan intencionadamente nuestra entidad como pueblo, la acción política se hace más compleja.
Desde TC-PNC propugnamos una política cercana y eficaz, marcada por el talante que imprimen los siguientes calificativos :
Finalmente y ante la llegada real del literario año 2000, los comuneros nos enfrentamos al nuevo siglo, planteando la revitalización de las comunidades humanas frente a una economía transnacional. Planteando unas relaciones económicas más justas para todas las naciones. Planteando unas instituciones políticas más controlables, más independientes, más autogestionarias y menos centralizadas. Es necesario plantear un autogobierno de los pueblos para evitar un gobierno de los tecnócratas al servicio de los intereses económicos. Es necesario revitalizar el concepto de comunidad, apostando por el hombre y por una convivencia mas humana.
¡¡¡ Ha llegado la hora de que los castellanos alcemos nuestra voz. !!!
Porque estamos orgullosos de ser castellanos.
¡¡¡ Ha llegado la hora de alzarse en comunidad. !!!
Castilla necesita voz propia en el Parlamento.
2. LA CONFIGURACIÓN POLÍTICA DE CASTILLA
2.1. EL AUTOGOBIERNO PLENO Y EL RECONOCIMIENTO DE CASTILLA COMO NACIONALIDAD HISTÓRICA.
TC-PNC considera necesario la urgente reforma constitucional que posibilite el pleno reconocimiento de Castilla como nacionalidad histórica y por tanto merecedora de pleno derecho a su pleno autogobierno como pueblo. Para ello es necesario:
2.2. CASTILLA DENTRO DEL ESTADO FEDERAL ESPAÑOL
TC-PNC considera que el actual estado autonómico crea desigualdades dentro del conjunto de los pueblos de España, acentuando las diferencias entre comunidades más desarrolladas y otras que cada vez se empobrecen más. Por ello, se hace necesario:
2.3. CASTILLA, COMPROMETIDA CON LA CONSTRUCCIÓN DE LA EUROPA DE LOS PUEBLOS Y DE LOS CIUDADANOS.
El proceso de construcción de la Unión Europea es un fenómeno positivo e imparable, que surge de la materialización de los históricos lazos culturales, económicos y humanos que tradicionalmente han existido entre los diferentes pueblos y culturas de Europa.
Desde TC-PNC, apostamos decididamente por vertebrar una Unión Europea, abierta al mundo, construida desde las identidades nacionales y populares que subyacen a su historia y a su presente, y que arrincone las políticas centralistas y uniformizadoras de los Estados decimonónicos.
Los nacionalistas castellanos, junto al resto de los nacionalistas democráticos y progresistas de las diferentes naciones sin estado de Europa, expresamos nuestro compromiso en la construcción de la Europa de los Pueblos, plural y solidaria, y de la Europa de los Ciudadanos, libre, democrática y social.
3. POLÍTICA Y RELACIONES INTERNACIONALES
3.1. LA PAZ MUNDIAL: UN OBJETIVO POLÍTICO
TC-PNC reivindica una política activa de construcción de la paz mundial para Castilla, España y Europa.
3.2. POR UNA COOPERACIÓN EFICAZ ENTRE TODOS LOS PUEBLOS DE LA TIERRA
TC-PNC apuesta por la lucha por un mundo mas justo en que las diferencias entre países ricos y países pobres se conviertan en, tan solo, un vago recuerdo del pasado.
4. POLÍTICA ECONÓMICA
Es un hecho constatable, en datos económicos, que la importancia de la producción castellana en el global de la producción nacional ha ido disminuyendo en los últimos años. Por poner un ejemplo, en 1960 Castilla y León tenía el 8,2% del PIB nacional y el 9,5% del empleo total del país. Hoy en día nuestra aportación al PIB nacional es algo menor al 6% y en cuanto al empleo, ahora representamos el 6,5 % del total nacional.
ÀPor qué esta involución de las comunidades castellanas en la importancia económica dentro del Estado español? La respuesta es muy sencilla, no gozamos del reconocimiento político que otras Comunidades poseen. Es por ello que TC-PNC se manifiesta como una realidad necesaria y urgente sobre la que se sostenga el desarrollo económico de Castilla.
Para ello, TC-PNC entiende necesaria la elaboración de un PLAN NACIONAL PARA LA RECUPERACIÓN ECONÓMICA DE CASTILLA, que deberá basarse en la capacidad de liderazgo económico de un sector público castellano eficiente y comprometido con la tarea de reconstrucción nacional de su pueblo. Haciendo una administración más próxima, más ágil, más eficaz y austera, menos burocratizada y a la vez proponiendo un desarrollo equilibrado de todo el territorio castellano. El mencionado Plan de Recuperación Económica se desarrollaría sectorialmente en los siguientes apartados:
4.1. LA CREACIÓN DE UN BANCO PÚBLICO CASTELLANO
Esta entidad ha de gestionar y coordinar la política financiera de Castilla prevista en el Plan de Recuperación Económica. Dicho Banco tendría como funciones principales:
4.2. REFORMA INMEDIATA DE LAS VIAS DE FINANCIACIÓN
TC-PNC no está de acuerdo con el actual sistema de financiación de las Comunidades Autónomas por considerarlo discriminador y arbitrario a intereses estatales. Por ello se hace necesario la entrega de mayores competencias en materia económica para Castilla, de modo que se puedan poner en práctica diferentes proyectos de ayuda al desarrollo económico de nuestro pueblo, financiados por el propio gobierno castellano. Entre las medidas que TC-PNC considera más apremiantes tomar, cabe reseñar las siguientes:
4.3. UNA POLÍTICA EMPRESARIAL E INDUSTRIAL DECIDIDA
Es fundamental el firme apoyo a este sector clave en el desarrollo económico. TC-PNC es consciente de la importancia que el sector empresarial y la industria puede tener en cuanto locomotora que tire del resto de los sectores productivos. Se hace necesario pues, poner en marcha una serie de actuaciones en materia de política industrial que reactiven el empobrecido tejido empresarial e industrial castellano. En este sentido TC-PNC pretende: