Artículo de opinión de Juan Francisco Corcuera Redactor Jefe del Correo de Burgos publicado el 25/06/2011.
Decía Jardiel Poncela de los políticos semejan a los cines de barrio porque «primero te hacen entrar y después te cambian el programa». El problema es que, una vez acabadas las elecciones y según los resultados, deben marcar enseguida las estrategias para el mandato._Porque pedirles ir más allá de los próximo comicios es exigirles que se conviertan en estadistas y no está el horno para ese tipo de bollos y menos en Aranda de Duero, cuyo Ayuntamiento acoge a representantes de seis partidos diferentes. Una maldición como otra cualquiera en la que han participado, eso sí, los votantes y quienes decidieron quedarse en casa esa jornada. Ya saben, en la capital de la Ribera nunca repite gobierno el mismo partido.
La estrategia del PSOE, ahorita en la oposición, se percibe con claridad: zumbar de lo lindo al Partido de Castilla y León (PCAL) -como en su momento hizo con Izquierda Unida- en la creencia de que es la pata débil del ‘dúo pacto’ entre el PP y los castellanistas. En esa contienda sirve todo: desde ‘cascarle’ al alcalde de Caleruega -a la sazón secretario general del partido- y divulgar supuestas irregularidades en un proyecto que se desarrolla en su pueblo a incitar a los ediles de Aranda a que ‘gobiernen’ con los ‘populares’. A los socialistas les encanta el barro y acceden al cuerpo a cuerpo sin dar tregua ni los cien días de cortesía que los políticos se han inventado para, al menos, dejar que tomen asiento en sus responsabilidades quienes han de mandar.
Si al conflicto descarnado que, al menos en apariencia, plantea el partido mayoritario de la oposición se suma la presencia de los concejales de UPyD y de Ciudadanos de Centro Democrático (CCD), cuyos objetivos se mantienen en una nebulosa -el mejor estado para el político sin ideas-, el mandato -que no, no es una legislatura, que los ayuntamientos no son competentes para legislar, a Dios gracias- se vislumbra tortuoso y no sólo para PP y PCAL -que también- sino para los sufridos ciudadanos. Estos, cumplidores del sagrado derecho de votar, a olvidarse de influir en la política local hasta dentro de cuatro años; he ahí el castigo.
Y como el Ayuntamiento de Aranda es huérfano en problemas, pues a vivir que son dos días. En vez de sentarse a solventar calamidades organicemos una velada de boxeo o un ‘Sálvame de Luxe’ un día sí y otro también. Como si al pueblo le gustara el barrizal tanto como a los políticos que administran sus bienes. La política en Aranda, con indignados y sin ellos, habita en una burbuja donde la mayor parte de la actividad sólo interesa a quienes la practican. Y los problemas, a ver si se pudren. Que tampoco.
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