Los castellanistas, como ya es habitual, aprovechan el mes de Agosto, para recordar a Juan Martín Díez, El Empecinado, recuperando la memoria histórica de este guerrillero, liberal y comunero del primer tercio del XIX, al tiempo que reclaman para Castilla un proyecto progresista y castellanista, que permita a esta tierra recuperar el protagonismo que le corresponde.
La Agrupación Provincial en Burgos de TIERRA COMUNERA-PARTIDO NACIONALISTA CASTELLANO (TC-PNC), realiza el domingo 22 de Agosto, en ROA, su IX Homenaje a El Empecinado, con motivo de rescatar la memoria de este luchador por la libertad, la democracia y el castellanismo, en la Castilla de principios del siglo XIX. Al mismo tiempo, esta formación comunera criticará la dramática situación que se vive en el medio rural castellano, y reclamará medidas y alternativas propias, de progreso y transformación, para la sociedad castellana, e igualmente, en el actual proceso de reforma del Estado de las Autonomías, desde TIERRA COMUNERA (TC-PNC) se exigirá, el reconocimiento de Castilla como nacionalidad histórica, y que se superen las discriminaciones que Castilla ha padecido durante estos veinticinco años.
El Acto de Homenaje a El Empecinado, comenzará a las 12:00 con un pasacalles festivo y castellano a cargo de diversos grupos de dulzaineros. A las 12:30 horas tendrá lugar el Homenaje de los Dulzaineros a Juan Martín Díez junto al monumento a El Empecinado, de Roa, en que cada grupo de dulzaineros interpretará una pieza musical, con dulzaina, en honor al guerrillero liberal castellano, y a las 13:30 horas intervendrá Luis Marcos, secretario nacional de TIERRA COMUNERA (TC-PNC) en la Ribera del Duero; el acto finalizará con una ofrenda floral y el Canto de Esperanza, en torno a las 14:00 horas. Con este Acto de Homenaje, que conmemora el 179 aniversario de la ejecución pública de Juan Martín Díez El Empecinado, que tuvo lugar el 19 de Agosto de 1825, en la burgalesa localidad de Roa, TIERRA COMUNERA (TC-PNC) pretende rescatar la memoria de este importantísimo personaje de la historia contemporánea de Castilla, destacado especialmente por:
Los castellanistas, que desde hace nueve años realizan este acto de forma ininterrumpida, asocian el Homenaje a El Empecinado, con la reivindicación de una mayor defensa de la identidad de Castilla, así como la profundización de su autogobierno, y la mejora de las condiciones de vida de sus ciudadanos. En esta edición del 2004, TIERRA COMUNERA (TC-PNC) centrará su mensaje en criticar el negativo impacto de la reforma de la PAC sobre los sectores agropecuarios y rurales castellanos, reivindicando una mayor dignidad para el medio rural de Castilla, amenazado por la despoblación, el envejecimiento, y las políticas anticastellanas de Bruselas y del Gobierno Central. Los castellanistas, además, establecerán el hilo conductor de las ideas y de las luchas de El Empecinado, con la actual necesidad que tiene Castilla de generar propuestas alternativas, que pasan por la consolidación de un proyecto progresista y transformador para el conjunto de la sociedad castellana, basado en el autogobierno político, la identidad castellana, la unidad de Castilla, la protección de su patrimonio natural y medioambiental, y el desarrollo socioeconómico endógeno y sostenible. El IX Homenaje a El Empecinado, finalizará con una Comida de Hermandad en Roa, con la participación de los asistentes.
A continuación, se expone un resumen biográfico de la figura de Juan Martín Díez, El Empecinado.
Juan Martín Diez, mas conocido como El Empecinado, nació el 2 de Septiembre de 1775 en Castrillo de Duero. Tras la ejecución de Luis XVI de Francia, España declaró la guerra a este país, en la que intervino Juan Martín cuando contaba 18 años de edad.
En la campaña del Rosellón, los dos años que duró la contienda (1793-95) fueron para él una espléndida escuela de aprendizaje en las artes de la guerra. Terminada la campaña regresó a su pueblo. Entre tanto, se había producido la invasión de la península Ibérica por parte de los ejércitos de Napoleón. Es posible que la violación de una muchacha de su pueblo por un soldado francés al que Juan Martín dio muerte en feroz lucha sobre el río Duero, fuera el detonante de la fulgurante carrera del que habría de llegar a ser el más formidable y temido enemigo que Francia tuvo en los campos de Castilla. A partir de este suceso, determinado a combatir contra los invasores, comenzó sus acciones bélicas con un grupo de muchachos de su pueblo y de los contornos, incluidos su tres hermanos. Intervinieron en el combate sostenido en el puente de Cabezón de Pisuerga y posteriormente en la batalla de Medina de Rioseco, donde los franceses obtuvieron débiles victorias.
Guerrero nato aunque sin la preparación adecuada como tal en las enseñanzas tácticas y estratégicas, aquellos enfrentamientos en campo abierto en las llanuras castellanas con una tremenda inferioridad de condiciones tanto humanas como de medios, le llevaron a la conclusión de que no era el enfrentamiento tradicional de ejércitos el modo mas idóneo de luchar para vencer. Entonces concibió la idea, genial, de combatir en forma de guerrillas, táctica que ha sido seguida después por todos los ejércitos del mundo en algunas circunstancias de una guerra general.
Comenzó sus hazañas en Aranda de Duero, Sepúlveda, Pedraza… en la cuenca del Duero durante los primeros meses de 1809 y en la primavera del mismo año en las sierras abulenses y salmantinas. Posteriormente su marco de acción se desarrolló fundamentalmente en las provincias del sur de Castilla, de Cuenca y Guadalajara, estableciendo en el castillo de Sigüenza, una de las bases más firmes de sus operaciones.
Su modus operandi consistió al principio en el de la interceptación de correos y mensajes, algunos de enorme importancia político-militar que suponían grandes repercusiones para las tropas napoleónicas, cuyos portadores iban protegidos a veces por uno o dos regimientos de caballería a los que el Empecinado sorprendía, copaba y destruía; de igual modo, el ataque y apresamiento de convoyes de víveres, armas, ropas y dinero.
Fue tan grave el daño que a los franceses hacían la operaciones de guerrilla del Empecinado, que el mas alto mando francés destino nada menos que al general Joseph Leopold Hugo para que se ocupara exclusivamente de la persecución y aniquilamiento de Juan Martín Diez y sus fuerzas. Pero en vista de la movilidad del Empecinado y de su asombrosa capacidad de maniobra, que le hacia imposible cumplir sus objetivos, el general Hugo detuvo a la madre del guerrillero así como algunos de sus familiares para, con este medio coercitivo, lograr que depusiera las armas y se entregara.
La reacción de Juan Martín fue fulminante al realizar varias acciones que produjeron estragos en las tropas y convoyes franceses haciendo saber al mismo tiempo al general Hugo que si inmediatamente no era liberada su madre, ordenaría el fusilamiento de mas de cien soldados franceses que mantenía prisioneros y, además, ejecutaría ipsofacto a todos cuantos en lo sucesivo cayeran en sus manos. La consecuencia de esto fue la inmediata libertad de la madre y familiares del Empecinado.
En 1808 fue apresado y encarcelado en el Burgo de Osma, de cuya prisión se fugó poco después. Al año siguiente el mando militar español reconoció la fama y la valía del guerrillero, y la Junta Central le nombro capitán de caballería. A partir de entonces sus actividades se concentraron en las provincias de Cuenca y Guadalajara, siendo nombrado Brigadier de Caballería. En 1811, mandó el regimiento de Húsares de Guadalajara y en ese mismo año fue nombrado General.
Dadas sus ideas liberales, al regreso de Fernando VII, que anuló la Constitución de 1812 y restauró el Absolutismo Real, fue desterrado a Valladolid, pero al triunfar el pronunciamiento de Riego en 1820, El Empecinado volvió a tomar las armas, esta vez contra la fuerzas realistas, siendo nombrado durante el trienio liberal, gobernador de Zamora y, accidentalmente, Capitán General de Castilla.
Durante esta época, con la extensión del liberalismo político y del pensamiento romántico los sectores liberales mas radicales reivindican plenamente el movimiento comunero, del cual se consideran herederos directos en su lucha por la libertad y contra el absolutismo de Fernando VII. Introducen el color morado como distintivo y se organizan en sociedades secretas como «Los Hijos de Padilla», «Los Comuneros, o Los Numantinos». Esta última es un escisión radical de la primera y partidaria de la lucha armada contra Fernando VII, en Los Numantinos, militó, entre otros, el poeta romántico Espronceda.
El Empecinado, miembro de «Los Comuneros», consciente del enorme valor mítico de los comuneros para los sectores liberales de una sociedad penetradas de las utopías románticas, no dudo en reivindicarlos de forma clara; organizó una expedición a Villalar en busca de los restos de tres capitanes ejecutados en esa villa en 1521, encontrando restos humanos que atribuyó a, Padilla, Bravo y Maldonado, y que fueron trasladados con grandes ceremonias a la catedral de Zamora, donde fueron enterrados. Estos hechos tuvieron su punto central en un acto de Homenaje a los Comuneros en la plaza de Villalar el 23 de Abril de 1821, en lo que puede ser considerado como primer antecedente contemporáneo de las celebraciones de Villalar que, hoy conocemos.
Al llegar los cien mil Hijos de San Luis acaba este episodio liberal en Castilla, tras la pobre, resistencia que pudieron ofrecer «Numantinos» y «Comuneros» en los asedios de Valladolid, León y Madrid al desmoronarse el ejercito liberal. Derrotado el régimen liberal en 1823, Juan Martín marchó a Portugal, de donde regresó tras una solicitud que le fue aceptada.
Sin embargo al llegar a Roa camino de su pueblo fue detenido por un antiguo y rencoroso enemigo personal, el corregidor Domingo Fuentenegro, quien por espacio de dos años le hizo exhibir en jaula de barrotes de hierro en los días de mercado ante las insolencias de las gentes, siendo condenado finalmente a morir en la horca.
En la plaza de Roa, el 19 de Agosto de 1825, tras romper las cadenas al pie del cadalso y tratar de huir a una iglesia, Juan Martín muere en la horca se le niega ser fusilado, por atentar contra los derechos del Trono. ¡El Trono que defendió con su sangre cuando Fernando VII lo ofrecía de rodillas a Napoleón!. sin embargo, el ahorcado de Roa ha pasado a la historia como héroe entre los héroes y su regio asesino como el mayor villano de entre los nuestros.
Juan Martín Díez, El Empecinado, fue un precursor del liberalismo federal, democrático y republicano, y un antecesor del castellanismo comunero. Durante la revolución liberal de 1854, sus compañeros de ideales, rescataron su cuerpo del cementerio de Roa y lo enterraron con todos los honores en Burgos, a las puertas del entonces Cementerio de San José (pues la Iglesia no autorizó el suelo sagrado a los restos de este héroe castellano), bajo un monumento, que aún puede verse en la burgalesa calle de Fernán González, único construido en la Cabeza de Castilla por suscripción popular.