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Castilla nos une

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VICENTE ORDEN VÍGARA, LA DIPUTACIÓN Y LA COMARCALIZACIÓN. Andrés R. Amayuelas. Secretario General JCC. (24/09/2001)

VICENTE ORDEN VÍGARA, LA DIPUTACIÓN Y LA COMARCALIZACIÓN
Andrés R. Amayuelas. Secretario General JCC

En una entrevista a Vicente Orden Vígara, Presidente de la Diputación Provincial de Burgos, publicada recientemente, se mostró contrario a un hipotético proceso de comarcalización del territorio castellano. Comento la respuesta relacionada con este tema, ya que es de latente actualidad:
«intuyo que la Junta de Castilla y León no camina en esa dirección.» Es obvio que la Junta de Castilla-León no tiene ninguna intención de poner en marcha un proceso de comarcalización en esta comunidad autónoma, a pesar de las recomendaciones, más o menos veladas, que en este sentido hace el Consejo Económico y Social de Castilla y León (CESCyL) en su informe de 1999: «Los objetivos comunes a todos los instrumentos de ordenación del territorio de ámbito subregional pueden sintetizarse en: proponer un modelo territorial flexible que permita la utilización racional y equilibrada del territorio, establecer mecanismos de coordinación para la gestión responsable de los recursos y definir un marco de referencia para la planificación local y sectorial con incidencia en el territorio.», que posteriormente matiza cuando habla de las periferia comunitaria: «se plantea, entre otras cosas, la comarcalización y la necesidad de una nueva ordenación tanto del medio rural, que frene la despoblación, como urbana, para evitar las disfuncionalidades que produjo en las ciudades la expansión del crecimiento de los años setenta.», y que luego retoma cuando habla de las estrategias poblacionales para Castilla-León: «El tercer programa, de estrategias, se orienta a la actuación sobre las condiciones sociales y ambientales. Es imprescindible que toda la sociedad en su conjunto y la Administración y los poderes públicos en particular, tomen conciencia de que hay que seguir avanzando en la adaptación de las estructuras físicas, sociales y culturales a una sociedad en la que el número de personas mayores es cada vez más elevado. Hay que adecuar el entorno, los servicios y el resto de los componentes de actividad social, no sólo para las personas que presentan deficiencias, sino para todo el conjunto de la población, evitando que se produzcan segregaciones funcionales por causa de la edad y, en último extremo, creando los mecanismos necesarios para que se corrijan o palien tale situaciones. El tercer programa también incide en el ámbito territorial. La redistribución de la población regional a favor de las ciudades y núcleos urbanos frente al medio rural y la existencia de numerosos servicios que para su desenvolvimiento necesitan de potenciales demográficos relativamente elevados, exige avanzar en la prestación de servicios y actividades de ámbito supramunicipal a la población que reside en pequeñas localidades.»
«No creo que sea el momento de hacer una comarca», realmente no es el momento de crear una comarca, primero por que las comarcas ya existen, no olvidemos que todo el Estado español esta dividido en comarcas atendiendo a los usos del suelo y que, comunidades autónomas como la de Navarra, han elevado esta división a rango de ley. Por otra parte, para ordenar coherentemente el territorio de esta comunidad autónoma no se pueden crear comarcas aleatoriamente, dependiendo de las reivindicaciones de la población de cada territorio. Lo propio, como han hecho ya otras comunidades, Cataluña (Ley 6/1987 de 4 de Abril), Aragón (Ley 10/1993 de 4 de Noviembre), Asturias (Ley 3/1986 de 15 de Mayo) ó Galicia (Ley 7/1996 de 10 de Julio), es definir primero la división en comarcas de toda la comunidad y empezar después el proceso de descentralización autonómica y dotación económica.

«formula que no ha dado los resultados esperados en el Bierzo» En cuanto al ejemplo de la Comarca del Bierzo, creada en virtud a la ley 1/1991 de 14 marzo de la Junta de Castilla-León, y que realmente no ha dado los resultados esperados, habría que preguntarse los motivos de que no haya resultado. Cuando se crea una administración, o un servicio dentro de otra administración, lo primero es dotar de medios económicos a ese nuevo ente para que pueda funcionar. En el caso del Bierzo la aportación de la Junta de Castilla-León al Consejo Comarcal del Bierzo es puramente simbólica, por lo que el funcionamiento es mas bien difícil y por lo tanto lógico que a fecha de hoy no haya dado los frutos esperados.

«Aranda es demasiado importante como para dedicarse a los pueblos de la zona que, por otra parte, ya están perfectamente atendidos por la Diputación» Alega además Orden Vígara que «Aranda es demasiado importante como para dedicarse a los pueblos de la zona que, por otra parte, ya están perfectamente atendidos por la Diputación» poniendo de manifiesto su concepto de solidaridad territorial y haciendo una afirmación que a duras penas se mantiene. Intenta que creamos que las necesidades de sanidad, asistencia hospitalaria ó educación secundaria están «perfectamente atendidos» por la institución que preside y que en estos casos los habitantes de los pueblos de la comarca de la Ribera tienen resueltas sus necesidades en sus propios municipios.

«hay que crear más infraestructuras de las que ya tenemos. No queremos más reinos de taifas» Remata esta brillante declaración Vicente Orden Vígara proclamando que no quiere más reinos de taifas. Esta claro que se resiste a perder las cuotas de poder que tiene retenidas en las Diputación, organismo decimonónico que esta demostrado no ser capaz de frenar el despoblamiento del medio rural, que el INE cifra en nuestra comunidad a una media anual de 7.250 personas o la prestación de servicios a los habitantes de los pueblos, lo que a su vez provoca la emigración a otras comunidades más prosperas. Son además, las Diputaciones Provinciales, y en concreto las de nuestra comunidad, las más alejadas de la participación democrática de los ciudadanos. No olvidemos que el Presidente, con toda la corporación, es elegido por los alcaldes y concejales de los pueblos de la provincia, es decir, de forma indirecta, sin participación ciudadana. Motivo este por el que la Diputación se ha convertido en el nido de los caciques de la provincia que van perdiendo sus «reinos de taifas».

Andrés R. Amayuelas

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