El PARTIDO CASTELLANO- TIERRA COMUNERA (PCAS-TC) se opone frontalmente al parque eólico que pretende ubicarse en la comarca de Juarros de la provincia de Burgos. Los castellanistas consideran que el impacto paisajístico y medioambiental, no justifica la instalación de un importante número de aerogeneradores en la zona. Por ello ha dirigido al Ayuntamiento de Ibeas de Juarros, un escrito solicitando la inmediata paralización del proyecto.
Los castellanistas animan a la ciudadanía a firmar contra esta aberración en:
La ubicación de este complejo compromete seriamente el desarrollo de la comarca; agricultura, ganadería, caza, apicultura y turismo, prácticamente únicas actividades económicas de la zona, se verían afectadas, en mayor o menor medida. Por no citar la importancia económica de los cercanos Camino de Santiago y Yacimientos de la Sierra de Atapuerca, ambos catalogados como Patrimonio de la Humanidad, cuyo paisaje también se vería afectado. Los comuneros burgaleses, recuerdan además, que Castilla y León es excedentaria en la producción de energía eléctrica, que sólo contribuye al desarrollo económico y demográfico de otros territorios, dejando únicamente las migajas en la economía local.
Las administraciones públicas y empresas suelen aprovechar el chantaje económico para realizar instalaciones de este tipo. Se prometen pingues beneficios para los municipios que acojan estos parques eólicos, utilizando además a una población muy envejecida, poco crítica, y por lo general mal o sesgadamente informada.
El tamaño de estos molinos es monstruoso, pueden medir casi 100 metros, y sus aspas rondan la veintena de metros. Con un irreparable impacto acústico, lumínico, y visual, incluso ambiental, debido a la gran cantidad de aceites industriales que utilizan. Su instalación puede destruir, quizá para siempre, el valioso paisaje de la comarca, recurso de primera magnitud en la atracción de visitantes.
Por si esto fuera poco, los grandes centros de producción entienden el medio rural bajo unas premisas basadas en una especie de “neocolonialismo”. El medio rural, envejecido y despoblado se sigue degradando para que las ciudades puedan seguir consumiendo más energía. Las grandes empresas ganan en torno a 1 millón de euros por molino al año, ofreciendo 80.000 euros de media a la economía local por la instalación de cada molino.
Diferentes estudios certifican que la instalación de estos parques eólicos, no frenan la despoblación, ni generan ningún de empresa ni de empleo en la zona.
Los castellanistas apoyan sin fisuras la producción de energía de manera limpia, sin embargo, abogan por instalar este tipo de fuentes, siempre que sea posible, junto a los polígonos industriales, y no en los mejores fondos paisajísticos de la provincia. Por desgracia ya existe el ejemplo del impacto los aerogeneradores situados entre Villamiel y Villoruebo, que alteran uno de los paisajes más hermosos de la Sierra de la Demanda, desde su instalación, hace lustros, la población de los pueblos de la zona sólo ha seguido reduciéndose.
La única expansión que han tenido en los últimos años los pueblos de Castilla en general, y de Burgos en particular, ha sido la industria turística. El atractivo histórico, artístico, gastronómico y sobre todo paisajístico, es una fuente de riqueza para todos aquellos lugares que no se encuentren en la zona industrializada de la provincia (Aranda, Burgos, Briviesca y Miranda). El turismo provincial, mayoritariamente huye de los paisajes excesivamente humanizados, de las instalaciones industriales y de las alteraciones paisajísticas. Los eólicos constituyen un destrozo de la belleza natural, no sólo por su tamaño (más altos que la Catedral de Burgos), sino sobre todo por su movimiento.